Betty

Este es un libro que hace mucho tiempo que quería leer y aunque haya tardado en hacerlo sabía que me iba a encantar, pero ha superado con creces mis altas expectativas. Una maravilla, brutal!!

Con anterioridad a la fecha de publicación, con tan solo 18 años, Tiffany McDaniel escribió su historia familiar, la de su madre Betty Carpenter. Pero el libro no vió la luz hasta el 2020, por considerarse demasiado feminista.

Una historia real ambientada en Breathed, un pueblo del Ohio rural de los años 60, con una sociedad tradicional en la que impera el racismo, el clasismo y el sexismo. Una historia en la que la autora da voz a su madre para que sea ella en primera persona la que nos la cuente. Una voz potente y desgarradora. Considerada un coming-of-age lírico, espiritual y feminista.

Betty, una niña mestiza, hija de madre blanca y padre cheroqui, sexta de ocho hermanos, es la única que tiene la piel oscura de su padre. Una familia rechazada por la sociedad, una niña acosada y ridiculizada en la escuela y en su propio hogar.

Esa niña rodeada de crueldad, encontrará consuelo, fortaleza y luz al lado de su padre, un hombre que transmite mucho amor y una conexión muy especial con la naturaleza. Un padre lleno de magia, espiritualidad y sabiduría, que ama sus raíces y llena con preciosas historias ancestrales la cabeza de su Pequeña India en las noches estrelladas a los pies de los Apalaches, formando una relación entrañable entre padre e hija, que la llena de orgullo. Mientras, su madre le irá desvelando secretos familiares estremecedores donde el dolor, la crueldad y la violencia vividas seran capaces de destruir el alma.

En perfecto equilibrio, se cruzarán escenas preciosas, llenas de lirismo, de una hermosura estremecedora, junto a escenas brutales, llenas de violencia, difíciles de digerir. El horror y la belleza, la esperanza y la crueldad irán de la mano. Y Betty mientras tanto perderá su inocencia para adentrarse en el mundo de los adultos y llenarse de poderosa fortaleza para superar las tragedias que asolan su familia y a su manera intentar salvarla.

Una historia tan desgarradora como hermosa. Con unos personajes para amar intensamente y otros a los que odiar profundamente. Un homenaje a todas las mujeres que no tuvieron voz para contarlo.

Una lectura profunda, llena de simbología que descifrar, donde los detalles serán fundamentales y nada estará de más. Todo cobrará importancia y significado. Una obra maestra para disfrutar y sufrir a partes iguales, que se queda en tu corazón para siempre y será difícil olvidar. Un relato cautivador e hipnótico, tierno y durísimo.

Totalmente recomendable. Ya puedo asegurar que formará parte de mis mejores lecturas de este año. Tenéis que leerlo!!

En esta temporada en que parece que no hago más que leer historias demoledoras, de las que te destrozan el alma, Betty se convierte en mi nuevo dolor, y sin embargo también en una de mis mayores recomendaciones del año. No es que me guste sufrir gratuitamente, es que la historia de Betty es maravillosa, monumental, con unos personajes increíbles, llenos de profundidad y sentimiento que se os enraizarán bien adentro.

Semibiográfica y escrita como homenaje a la madre de la autora, nos sitúa en la América más profunda y tradicional, en el Ohio de los años 50-60, de la mano de una familia numerosa muy peculiar. de madre blanca, que arrastra un duro bagaje traumático secreto, y padre oscuro, que representa la tradición, el misticismo y todo el folklore y leyenda de sus ancestros cherokees, Betty será la única descendiente que herede la piel morena de su padre, teniendo que lidiar día a día con el racismo e incomprensión, incluso de mano de sus propios hermanos, a la vez que lucha por encontrarse a sí misma y a sus raíces.

Junto a Betty recorreremos un duro camino de espinas, desde su más tierna infancia hasta el romper de su vida adulta, donde la intolerancia, el maltrato, la violencia y la muerte, no dejarán de intentar cortar el hilo de sus sueños. Una historia durísima, que irradia esperanza, desde un camino vital arduo y de sanación personal. Leer Betty es llorar de dolor y sonreír de felicidad.

Betty, pequeña guerrera, pajarito que vuela libre en un mundo cargado de tristeza y dolor. Mi niña negra en un mundo de blancos, mi pequeña cherokee en un mundo racista, xenófogo e intolerante. Vuela alto, como aquel ave de cristal que anida en el corazón de tu padre. Rompe tus cadenas, rompe los convencionalismos para lograr tus sueños. Sé libre, deja huella en tu vida, igual que la has dejado ya en mi dolorido corazón.

Una preciosa novela a la que acompaña la brillante edición que nos trae @hojadelata_editorial, a quién no me queda más que agradecer las historias que estoy descubriendo de su mano y que invitan a soñar.

"Advirtió que ese hombre debía de venir de una casa donde mandaban las mujeres. Lo apreció en el hecho de que se hubiese sentado fuera de la colcha y no encima. Podía ver a la madre y a la abuela de ese extraño. Las llevaba en sus ojos marrones. Eso le inspiró confianza. El hecho de que estuviese tan unido a unas mujeres."

Parece ser que Tiffany Mcdaniel escribió esta novela hace más de una década cuando solo tenía dieciocho años. Durante todos estos años la editoriales donde las presentaba rechazaban la novela achacándola de demasiado “femenina”, osea había muchas mujeres y muchas historias, e incluso la misma autora cuenta que un editor llegó a proponerle que si convertía a la protagonista en un hombre, la novela podría convertirse en el Huckelberry Finn de su generación. Gracias a dios Tiffany Mcdaniel no lo hizo porque de haberlo hecho, todo el sentido de esta novela se habría ido por el desagüe. Hace poco las historias “de y sobre” mujeres empezaron a ponerse de moda debido al movimiento #MeToo, y a partir de ahí Betty cobró vida y se convirtió en un éxito, ganando premios y adquiriendo su justo valor. ¿Con esto qué quiero decir? Simplemente que vivimos en un mundo de modas y de apariencia y que es una pena que un buen libro, una novela llena de vida y de talento, haya estado escondida tantos años por culpa de la ceguera de muchos responsables de editoriales.

"-Una vez soñé que tenías un millón de ojos y ni uno me miraba -dijo ella aspirando el humo-. Me gustó ese sueño."

Sobre esta novela en particular no se debería desvelar mucho sobre su argumento porque es una historia que está repleta de pequeñas historias y sobre todo de secretos que se van desvelando (aconsejo que vez terminada investigueís sobre la autora y su familia, pero solo una vez acabada la novela), pero sí que es importante destacar el personaje central, Betty Carpenter, que nace en 1954 de madre blanca y padre cheroquí. Después de que sus padres se trasladaran de una ciudad a otra durante los primeros años de su infancia, por fin se instalan en Breathead, un pueblo al sur de Ohio, al pie de los Apalaches. Betty como narradora única nos va desvelando su infancia junto a una familia de varios hermanos, junto a su madre vulnerable y fuerte al mismo tiempo, y sobre todo junto a su padre, Leland Carpenter, en mi opinión, el centro neurálgico, luminoso, mágico, en torno al que gira toda la novela.

"Antes de la llegada del cristianismo, los cheroquis se preciaban de ser una sociedad matriarcal y matrilineal. Las mujeres eran las cabezas de familia, pero el cristianismo situó a los hombres en lo alto. Las mujeres cheroquis fueron desplazadas de la tierra y que una vez había sido suya y que habían trabajado. Les dieron delantales y las metieron en la cocina, donde supuestamente estaba su sitio. A los hombres cheroquis, que siempre habían sido cazadores, les dijeron que cultivasen la tierra. El estilo de vida cheroqui tradicional fue erradicado, junto con los roles de género que habían permitido a las mujeres tener una participación igualitaria a la de los hombres en la sociedad."

Leland Carpenter, marcado por el racismo que suponía tener la piel oscura de un cheroqui, es uno de los personajes masculinos más impacantes que he podido leer en en mucho tiempo. Es el motor que guía a la familia, a sus hijos, perfectamente conectado con la tierra, con la naturaleza a la que usa como una especie de simbolo, o de metáfora para educarlos. Leland es también un contador de historias, muchas de ellas relacionadas con sus ancestros cheroquis. El hecho de que los cheroquis fuesen una sociedad donde la mujer estaba a la misma altura del hombre, es la base primordial con la que Leland educará a sus hijas en una época donde la mujer era prácticamente un cero a la izquierda. Leland siendo cheroqui tenía una visión del universo, del mundo, de las mujeres, a años luz de la que tenían los blancos de su entorno, y la prueba la tenía a su lado, en Alka, su esposa, una mujer llena de cicatrices debido al poder ejercido por el hombre en aquella época. Betty, es la hija que más se parece a él, la que ha heredado su piel oscura, y por tanto también el receptáculo del racismo del entorno, pero eso no amilana a ninguno de los dos: Betty se va convirtiendo en una mujer fuerte y creativa gracias a esa figura paterna que brillaba con luz propia.

"Mientras mamá estuvo ausente, Fraya dejó el colegio. Papá se llevó tal decepción que pintó el último escalón del porche de negro.
-Porque ha muerto un escalón-. le explicó a Fraya.
-Los escalones no mueren, papá.
-Ha muerto porque tu dejaste de subirlo para tener una vida mejor, Fraya.
-Estar al pie de la escalera es un trago amargo, Fraya, y sé de lo que hablo. Me he pasado la vida entera aquí abajo..."

No es una novela fácil en el sentido de que vemos el mundo a través de los ojos de Betty, una niña curiosa y llena de vida que es testigo de momentos duros, ásperos, llenos de violencia, y sin embargo, la autora lo ensambla con con un lírismo que empapa sus páginas convirtiéndolo en muchos momentos en una lectura llena de luz: esta luminosidad contrapuesta a la realidad misma de la dureza del día a día me han parecido uno de los detalles más emocionantes de esta novela. La herencia cheroqui está continuamente presente, al mismo tiempo que al ser una novela de iniciación, somos testigos de como una niña se va haciendo fuerte encontrando alivio no solo en las historias de sus antepasados contadas por su padre, sino en la conexión con la tierra. Betty es la testigo más directa de la mayoría de los secretos que cargan como una cruz muchos de los personajes de esta novela, secretos que a veces pesan como una losa, pero el estilo de Tiffany Mcdaniel consigue que la historia fluya y que sus personajes emocionen como pocos.

"¿Y si no puedo espantar al lobo? Las almas se preguntan esas cosas."

Tiffany Mcdaniel ha sido un descubrimiento y Betty una delicia de novela en todo el sentido de la palabra. La cubierta de la novela ilustrada por Eiko Ojala es una joyita que lo dice todo sobre Betty Carpenter, oscuridad, olas que podrían ser esos Apalaches y luminosidad. La traducción es de Ignacio Gómez Calvo.

¿Sabes qué, Betty? Antes pensaba que el motivo de nuestra maldición era nuestra casa. Y si no, nuestro apellido. Pero la verdad es que nos maldijeron desde el momento en que nacimos mujeres. Maditas por nuestro sexo, y por el propio sexo.”
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..

‘Betty' me ha robado el corazón, no me escondo.
 
Tiffany McDaniel noveliza en este libro la vida de su madre. ‘Betty' es una historia de fin de la infancia, de forja de una identidad, pero es mucho más. Es una oda a una familia, quienes ahora viven para siempre.
 
Leer este libro siendo consciente de que se trata de una vida real hizo que en determinados momentos tuviera que dejar apartada la lectura “para recuperarme”.  Hay muchos horrores tanto escondidos como a ojos de todos en este libro que considero de los más bonitos que he leído en mi vida. Una historia capaz de romperte el corazón en mil trozos y aún sí, de alguna forma, ser tremendamente luminoso.
 
Betty nació en 1954 en algún lugar de Ohio, en una familia de ocho hermanos y fue la única que heredó los rasgos cheroqui de su padre. La historia se centra en una familia numerosa pero solitaria, despreciados, discriminados por gran parte de su entorno. Una familia que hace lo posible por no romperse, aun cuando todos sus individuos soportan mucho peso a sus espaldas. A pesar de lo potente que tiene la trama de acción, de verdad, a veces parece un thriller, me ha encantado como en ningún momento la autora se olvida de los pequeños detalles, de las cotidianidades, que creo que hacen de la novela algo más, que te llegue a dentro.
 
Cada uno de los personajes de la novela, de los miembros de esa familia a los que amarás y odiarás, merece hablar de él durante horas. Aparte de Betty, voy a centrarme en su padre (porque aparte de ser uno de los pilares, es de quien más se puede decir sin adelantar ninguna de las sorpresas del libro). Papa Landon es un hombre entre dos mundos, que lucha cada día por evitar que mueran sus raíces. Un hombre que sus hijos mientras son pequeños ven como un dios, y con quien Betty tiene una relación, un vínculo, muy especial pues trata de mostrarle como lo cheroqui que todo el mundo le echará en cara, debe ser su escudo y algo de lo que estar orgullosa. En esa línea, la novela nos enseña como tristemente lo que importa no es lo que seas, sino lo que parezcas.
  
He disfrutado mucho de conocer la cultura cheroqui de primera mano, he sufrido inmensamente al conocer como algo tan valioso, una forma de vida de la que hay tanto que aprender fue oprimida, odiada, marginada hasta forzar su desaparición. Una cultura matriarcal y matrilineal, con una forma de entender nuestra forma de estar en el mundo y relacionarnos con la naturaleza tan diferente y bonita que no entiendo como se ha hecho tanto para borrarla. ‘Betty' deja claro cuánto nos estamos perdiendo.
 
Un libro que profundiza también en la violencia sobre las mujeres ejercida por el sistema patriarcal, apoyado en este caso por las creencias religiosas. Cada capítulo comienza con una cita bíblica, una fórmula para mostrar el patriarcado al que se enfrentaba Betty, de acuerdo con la autora, algo que choca de lleno con la cultura cheroquí que su padre trata de transmitirle.  El acercamiento al crecimiento de las mujeres, “el paso de niña a mujer”, es brutal, un tortazo en cada uno de los casos que se nos muestran.
 
El estilo de la autora comienza sencillo, guiado por la mirada de Betty niña, pero con el paso de las páginas y a golpe de aprendizaje y dolor, el lenguaje va madurando, de forma orgánica, acompañando a la narradora en su crecimiento. No faltan toques de lirismo que plasman sobre el papel la conexión tan fuerte de la cultura cheroqui con la naturaleza, y de los que Betty se vale cuando no encuentra palabras para describir lo que vive. Un libro lleno de simbolismos y una espiritualidad imposible de olvidar.
 
Creo que es fundamental no perder de vista nunca que Betty es la narradora y, por tanto, siempre dará una visión sesgada de los sucesos, siendo solo capaz de profundizar en lo que ella vive.  Y aunque habla sin miedo y de forma directa de las cosas que supo, las que tan solo intuye, te deja a ti la tarea de decidir si “entiendes” o no. Además, centra la narración en su familia, en lo que les sucede al resto, sin embargo, son pocas las escenas donde se centra en sus propias experiencias. No hay nada más humano que cuando sufres, mirar a los demás, hablar de lo que te sucede a ti, tratar de ignorarlo, hacer que no existe. Y sin embargo, de nuevo en pequeñas escenas vamos viendo lo que sufre.
 
‘Betty' es una de esas novelas absolutamente redondas, construidas con un enorme cariño y sensibilidad, pero también con muchísima inteligencia. La escritora es capaz de dejarte pistas por toda la novela y soltando las claves para que puedas interpretarlas poco a poco, para cuando llega el cierre alucines porque todo estaba ahí desde el principio. Me parece increíble como hay detalles o escenas que cuando las lees, te llaman la atención y sabes que hay algo ahí que… no estas pudiendo entender del todo o incluso, bañadas por cotidianidad pasan desapercibidas, hasta que más adelante, ocurre algo y todo cobra sentido. Cada palabra que hay escrita tiene un porqué, no os olvidéis de esto. Leed ‘Betty', y hacedlo con los ojos muy abiertos, para que no se os escape nada. Hay tantos detalles, tantas pistas escondidas en cada página… y como en los mejores textos, no puedes entenderlo en su conjunto hasta muchas páginas después.
 
Un libro inolvidable, de esos que no acaban en la última página, sino que inicias una nueva fase con ellos. Una fase que para mi, está siendo de duelo, por despedirme de estos personajes y esta historia, pero también de obsesión porque no paro de darle vueltas a ciertas cosas, detalles que me gustaría poder llegar a hilar del todo. Requiere una lectura mucho más atenta de lo que me pareció en un principio, y es necesario leer entre líneas, prestando atención a referencias y simbolismos, para llegar a todas las capas de la novela. de hecho, creo que solo releyendo la novela podré sacarle todo su jugo. 
  
Un texto que la autora escribió con ¡17 años! Y que pasó años en un cajón al ser rechazado numerosas veces porque “carecía de interés” entre otras lindezas. Una de esas anécdotas que te hacen apreciar aún que esta joya haya llegado a las librerías y a tus manos. Y que personalmente, me anima aún más a recomendaros fervientemente que le deis la oportunidad que merece.
 
Necesito que pase tiempo para verlo con claridad, pero creo (mucho) que pasará a formar parte de “los libros de mi vida”.
 
⚠️Trigger warnings: violencia explicita (contra humanos y animales), intentos de suicid*o, abusos, racismo…
Enlace: https://www.instagram.com/p/..

En el seno de una familia mestiza que vive al margen de una comunidad blanca, atrasada y racista, nace Betty. de todas las hijas, ella es la que más apariencia cheroqui ha heredado de su padre.

𝘉𝘦𝘵𝘵𝘺 de 𝘛𝘪𝘧𝘧𝘢𝘯𝘺 𝘔𝘤𝘥𝘢𝘯𝘪𝘦𝘭 no solo narra una historia sobre el racismo y la marginación a la que se vio sometida la cultura indígena del sureste de los Estados Unidos durante la década de los 60 y 70, también refleja la brutalidad y el maltrato que todavía hoy experimentan las mujeres.

Seremos testigos de como Betty, al igual que tantas otras niñas, se ve obligada a madurar antes de tiempo, y de como lo hace cargando con penas ajenas, con secretos familiares oscuros e injustos, de esos que uno calla por miedo y te perforan por dentro.

Mcdaniel tiene una forma de escribir realmente poética y evocadora, y con ella es capaz de dar voz al pueblo indio americano de los cheroquis, cuyas enseñanzas alteran nuestra percepción lógica del mundo, evidenciando los defectos que sufre la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos (machismo, maltrato hacia la naturaleza, prejuicios, discriminación, etc.).

Por suerte, la conexión que existe entre padre e hija en esta historia ha sido preciosa y acertada. Consigue aportar ese alivio tierno y mágico tan necesario para establecer un equilibrio con las escenas más severas. He llorado y he rabiado de frustración, pero también me ha iluminado la esperanza.

Sin lugar a dudas, Betty es una aventura extraordinaria que llega justo a tiempo de posicionarse como una de mis mejores lecturas de 2023. Me sorprende que, al igual que la propia protagonista, haya permanecido silenciada durante tanto tiempo. En un primer momento, el manuscrito tardó cuatro años en pasar el filtro editorial. Menos mal que 𝘉𝘦𝘵𝘵𝘺 terminó siendo liberada.