Tras lo ocurrido en el libro anterior, Judith pone tierra de por medio y se marcha a Jerez con su padre. Necesita pensar y sobre todo olvidarse de ese alemán cabezón. Pero en navidades, Eric se presenta en la casa de su padre dispuesto a recuperarla y Judith sin poder controlar más la pasión y el amor que siente por su alemán temperamental, hace las maletas y se traslada con él a Alemania.
Allí tendrá que lidiar con Flyn, el sobrino de Eric, que no le pondrá las cosas fáciles ya que no tiene pensado compartir a su tío con esa mujer. No solo eso, si no que empezará a guardarle secretos a Eric a petición de su hermana y la madre de este, cosa que puede poner en riesgo su relación.
Como en el anterior libro, Judith, nuestra protagonista, sigue teniendo mucho carácter y tiene un piquito de oro, que hará que se meta en más de un problema. Aunque me gusta mucho como es, tengo que reconocer que a veces me desesperaba que no dejara explicarse a los demás y que solo su opinión contaba. Eric, en su línea, bastante controlador, aunque en ese sentido ha mejorado y empieza a entender que no puede controlar todo lo que pasa a su alrededor.
Los personajes secundarios me han parecido muy interesantes. le dan mucha vida a la historia. Tengo que destacar a Björn y también a Flyn.
La trama erótica, tengo que reconocer que baja en intensidad comparado con el primero. Aunque hay escenas explícitas y juegos como en el anterior. Esta vez se trata más la parte romántica de la historia.
Como siempre la pluma de Megan es sencilla, fluida y cercana. Hace que te metas de lleno en la historia y que la disfrutes mucho. La trama queda bastante cerrada, así que no sé que puedo esperar en esa tercera parte.
Pídeme lo que quieras, ahora y siempre es la segunda parte de esta saga erótica en la que nuestros protagonistas cambian de ciudad y tendrán que empezar a conivivir y adaptarse el uno al otro.
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