Las palabras, en mi opinión, son criaturas imprevisibles. Ninguna pistola, ninguna espada, ningún ejército ni ningún rey podrá tener más poder que una frase. Las espadas pueden cortar y matar, pero las palabras te apuñalan y se quedan ahí, se hunden en nuestros huesos y se convierten en cadáveres que arrastramos en el futuro, que no paran de escarbar y cuyo esqueleto jamás lograremos arrancar de nuestra carne.
|