Un escocés en la oscuridad

El romance histórico siempre me ha gustado, disfruto mucho de esa tensión sexual que se acentúa debido a la época y las normas que rigen a la sociedad, los bailes, la importancia de un buen matrimonio o los escándalos y la reputación que uno debe mantener a toda costa. Pero me cuesta encontrar a autoras, o autores, que consigan convencerme con sus tramas, personajes y, especialmente, las escenas más sexuales.
Todo cambió cuando descubrí a Sarah MacLean y sus saga Love by numbers. Desde entonces no la he perdido de vista, aunque es cierto que ya llevaba un tiempo sin leer sus nuevos libros.
Y ahora ha sido el momento de reencontrarme de nuevo con ella. Porque necesitaba un romance explosivo y dulce a la vez y, aunque quizá no sea el mejor de la autora, lo he disfrutado mucho.

Alec Stuart, nuevo duque de Warnick, es un escocés de ascendencia inglesa y que reniega de todo lo que tenga que ver con Inglaterra, aunque sea uno de los ducados más importantes del país.
Pero cuando se entera de que ese título viene con una pupila a su cargo, la cual arrastra un escándalo consigo, tendrá que hacer de tripas corazón y volver a Londres para conseguir que la vida de la chica no quede arruinada para siempre.
Lillian Hargrove se quedó huérfana de niña y desde entonces ha vivido con un tutor detrás de otro, siempre sintiéndose sola y poco querida. Es por eso que toma una muy mala decisión y su futuro pende de un hilo por culpa de un hombre que se aprovechó de su vulnerabilidad.
Cuando Alec llega a Londres su propósito es que Lily se case lo antes posible, pero ella sólo quiere hacerlo por amor y él comienza a sentir algo más por ella con el tiempo.

Las novelas de Sarah MacLean se caracterizan porque sus dos protagonistas siempre son completamente opuestos, ya sea por carácter o por su condición social.
Aquí nos encontramos con que Alec es un escocés algo bruto y muy cabezota que choca totalmente con la personalidad dulce y algo triste de Lily.
Sus primeros encuentros estarán llenos de animadversión por parte de los dos: él porque la ve como un problema del que sólo quiere deshacerse lo antes posible, y ella porque sólo quiere ser libre y que no volver a depender de ningún hombre.
Pero, lógicamente, las chispas saltan entre los dos, lo que nos lleva al siguiente punto que suele ser habitual en sus libros: el pasado o el secreto que los personajes masculinos suelen esconder y que les impide abrirse al amor. Algo que les hace querer alejarse de ellas, a pesar de que quieren hacer todo lo contrario.
Los secretos o los pasados tormentosos van variando en sus novelas y en este, aunque al principio no creía que las razones por las que Alec se sentía tan poco valorado fueran tan importantes, la autora me ha sorprendido al ir al final por un derrotero que no esperaba.
Quizá se ha descubierto, y cerrado, ese tema demasiado pronto para mi gusto, ya que podría haber dado mucho más juego, pero sin duda ha conseguido sorprenderme.

Otra de las cosas que más me gustan de Sarah MacLean es que consigue escribir escenas de sexo sin caer en lo burdo y ordinario. Son escenas muy sensuales y bien escritas, que llegan en el momento justo, nada forzadas y muy intensas y llenas de pasión. Esto es algo que valoro mucho, ya que creo que muchas autoras caen en meter sexo sin ton ni son y sin haber creado anteriormente una conexión entre los personajes.
Porque tanto los sentimientos como la atracción entre ellos va surgiendo poco a poco, a raíz de conversaciones y momentos entre ellos. Momentos más divertidos y otros más sentimentales, cuando poco a poco van abriéndose el uno al otro.

Es cierto que he comentado al principio que no creo que sea una de las mejores novelas de la autora, y no es porque los personajes no me hayan gustado, porque no es así.
Me ha gustado Lillian que es una chica que ha cometido errores, pero que sólo busca a alguien que la quiera de verdad, pero aun así tampoco quiere que ningún hombre la salve ni seguir dependiendo de uno para poder vivir. Su trama tiene un punto muy moderno para la época en la que se desarrolla, pero que a mí me ha encantado, ya que tiene cierta crítica social en ella.
Y también me ha gustado Alec, un escocés alto, fuerte y muy, muy cabezota, pero leal y que sólo busca lo mejor para Lillian.
Además, tiene unos cuantos personajes secundarios que son una maravilla, comenzando por las hermanas Talbot y siguiendo por el duque Stanhope, el cual creo que se merecía un libro propio.
Pero el ritmo llega un momento que decae un poco y se hace un poco pesado que Alec no baje del burro. Eso, unido a que el pasado de Alec se cierra demasiado pronto, ha hecho que no entre en mi top de lecturas de Sarah MacLean.

Por cierto, a pesar de ser el segundo de una nueva serie, se pueden leer de manera independiente, aunque algunos personajes siguen saliendo y, lógicamente, acabas sabiendo cómo terminan sus tramas.

Un escocés en la oscuridad es un romance histórico al más puro estilo de Sarah MacLean: personajes heridos por su pasado, escándalos sociales y una historia de amor llena de pasión.
A pesar de que no llega al nivel de otros libros de la autora, si os gusta ella, o este género, es un indispensable de vuestra estantería.
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La historia de Lily y Alec fue bonita y entretenida, me fascinan las historias en las que un escocés se enamora de una inglesa y en este caso, aunque la historia se me fue en un suspiro, hubo momentos en los que me hartaban Alec y sus inseguridades y su pensamiento de que era indigno de Lily y la hacía sufrir pero su dulzura y ganas de protegerla redimían un poco esos momentos.

La trama amorosa está entretenida pero no ha llegado a ser tan explosiva como imaginaba.

Podría decirse que este libro es el único que no me ha parecido de diez de los seis que llevo leídos de Sarah MacLean, la trama es interesante y engancha pero en cierto momento del libro el ritmo decae un poco y se vuelve algo más monótono de lo que nos tiene acostumbrados, pese a esto lo he disfrutado.
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