Adoraba a ese hombre, con todas las partes oscuras de su alma que pensaba que había cerrado para siempre.
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Adoraba a ese hombre, con todas las partes oscuras de su alma que pensaba que había cerrado para siempre.
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—Desearía… Se calló cuando él la rodeó con sus brazos. —Dime… —Desearía que fuéramos otras personas —musitó—. Me gustaría que fuéramos gente sencilla, y lo único que nos importara fuera tener comida en la mesa y un techo sobre nuestras cabezas. —Y amor —añadió él. Georgiana no vaciló. —Y amor —convino. |
—Hui de ti—dijo de tirón, con voz triste—, porque si no lo hacía, hubiera acabado corriendo desesperadamente hacia ti. Y eso no puede ocurrir.
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—Si uno no miente al decir que es un canalla, ¿sigue siendo un canalla? —Quizá sea un canalla con el corazón de un caballero. |
Así que sí, creía en el amor. Era imposible no creer en él cada vez que miraba la cara de su hija. Pero también comprendía el riesgo que acarreaba… tenía el poder de destruirla. De consumirla. Era el origen del dolor y el miedo, y podía llegar a transformarse en una infinita impotencia. Podía reducir a una mujer y convertirla en una niña con una sonrisa tonta, ayudar a soportar el peso del insulto y la vergüenza con la infinitesimal esperanza de que su dolor pudiera salvar a alguien que amaba. El amor era un asco.
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«Lady G. es más de lo que promete su reputación, más que el escándalo y los pecados del pasado. Es lo que a todos nos gustaría ser al vernos separados de nuestro mundo. De alguna manera, y por irónico que resulte, es más pura que todos nosotros a pesar de su pasado. Intocable para nosotros. Quizá ese sea su mayor valor…»
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?