El deseo es lo que te impulsa, y el talento es la flor a la que da vida
|
El deseo es lo que te impulsa, y el talento es la flor a la que da vida
|
Èl te dice que toques, y tù tocas. Te dice que saludes con una reverencia, y obedeces. Te ordena lo que debes hacer y lo que no, y tù lo aceptas. Te pide que no te enfades, y tù sonrìes, bajas la mirada, te callas y haces exactamente lo que èl quiere con la esperanza de complacerlo, hasta que una noche te das cuentas de que le has entregado tanto de ti misma que ya no eres nada màs que la reverencia, la sonrisa y el silencio. Que no eres nada.
|
Voy a contarte una historia que ya conoces. Pero escucha bien, porque dentro de ella hay otra historia que no has oído nunca.
|
Los hombres…eran incapaces de resistirse a los elogios. Si necesitaba que hicieran algo, primero había que mencionar todo lo que una admiraba de ellos
|
La historia que nunca has oído transcurre en un sueño de niebla y estrellas, con príncipes de las hadas y reinas de la noche. Se trata del Reino del Revés, y de la niña que lo encontró
|
Él quería que me escucharan, pero no con mi nombre. Quería que me vieran, pero no por lo que era capaz de crear. Y se consideraba un misionero, un embajador de Dios, cuando en realidad lo que quería era sentirse mejor consigo mismo.
|
Él te dice que toques y tú tocas. Te dice que saludes con una reverencia, y obedeces. Te ordena lo que debes hacer y lo que no, y tú lo aceptas. Te pide que no te enfades, y tú sonríes, bajas la mirada, te callas y haces exactamente lo que él quiere con la esperanza de complacerlo, hasta que una noche te das cuenta de que le has entregado tanto de ti misma que ya no eres nada más que la reverencia, la sonrisa y el silencio. Que no eres nada.
|
No seas ingenua, Nannerl -dijo-. Todos los hombres son villanos. Lo único que quieren es sacar partido.
|
Jacinto temía a aquel ogro, y yo también, pero seguramente hasta los monstruos soñaban con sus temores y deseos.
|
-Vaya, pero qué encanto de niña, Leopold -dijo a mi padre-. Deliciosamente reservada para su edad. Estoy seguro de que se casará bien. Volví a bajar la mirada y me obligué a sonreír por el cumplido, aunque tensé las manos contra la tela de mi vestido. Una vez había oído a un cochero decir que su yegua era deliciosamente reservada, mientras le ajustaba la brida. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?