Los hombres, me había aconsejado siempre mi madre, eran incapaces de resistirse a los elogios. Si se necesitaba que hicieran algo, primero había que mencionar todo lo que una admiraba en ellos.
|
Los hombres, me había aconsejado siempre mi madre, eran incapaces de resistirse a los elogios. Si se necesitaba que hicieran algo, primero había que mencionar todo lo que una admiraba en ellos.
|
—Quiero lo que es mío —dije. Mi talento. Mi trabajo. El derecho a ser recordada. A que existiera mi recuerdo.
|
Él te dice que toques, y tú tocas. Te dice que saludes con una reverencia, y obedeces. Te ordena lo que debes hacer y lo que no, y tú lo aceptas. Te pide que no te enfades, y tú sonríes, bajas la mirada, te callas y haces exactamente lo que él quiere con la esperanza de complacerlo, hasta que una noche te das cuenta de que le has entregado tanto de ti misma que ya no eres nada más que la reverencia, la sonrisa y el silencio. Que no eres nada.
|
A menudo, Woferl me observaba componer. A veces me hacía preguntas, pero sobre todo, se sentaba a mi lado en silencio, con el mentón apoyado en las manos, mientras yo trabajaba. Cuando él componía sus piezas, yo reconocía vestigios de mi propio estilo que se filtraban con el suyo, como la leche se incorpora al té.
|
Milagros de Dios. Tomé las palabras, las plegué con cuidado y las apoyé en mi pecho, saboreando el recuerdo de la expresión complacida de mi padre al mirarme.
|
Aún mejor que los obsequios reales eran las menciones de nuestros nombres en las calles, en las conversaciones; todos murmuraban sobre Herr Mozart y sus asombrosos hijos.
|
No tocaba para los demás. Sino para mí.
|
—Soy tu guardián, Nannerl. Dime lo que quieres, y encontraré la manera de dártelo.
|
—Pediste un deseo, Nannerl, y por eso he venido a ti. Descubrirás que ahora tu cuaderno te servirá para más que las simples lecciones de clavecín. Úsalos para llegar a mí. Siempre encontrarás el camino, Nannerl, si me hablas a través de tu música.
|
Los jacintos son los heraldos de la primavera y de la vida, pero también son venenosos.
|
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?