El reino del revés de Marie Lu
-Vaya, pero qué encanto de niña, Leopold -dijo a mi padre-. Deliciosamente reservada para su edad. Estoy seguro de que se casará bien. Volví a bajar la mirada y me obligué a sonreír por el cumplido, aunque tensé las manos contra la tela de mi vestido. Una vez había oído a un cochero decir que su yegua era deliciosamente reservada, mientras le ajustaba la brida. |