Había tenido ocasión de echar una buena mirada a su vida y había visto que todo había sido un decorado teatral y falsas apariencias.
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Había tenido ocasión de echar una buena mirada a su vida y había visto que todo había sido un decorado teatral y falsas apariencias.
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Solo que el monstruo nunca muere. Hombre lobo, vampiro, espíritu demoníaco, criatura innominable de los yermos. El monstruo nunca muere. Regresó de nuevo a Castle Rock en el verano de 1980. |
No se lo había dicho porque Holly se había atrincherado en su vida suburbana de la alta clase media como un soldado que montara guardia en una trinchera individual. No se lo había dicho porque la horrorizada cólera no podía resolver sus problemas. No se lo había dicho porque a nadie le gusta parecer un bicho raro de un espectáculo secundario, pasando días y semanas y meses con un hombre antipático, poco comunicativo y a veces temible. Charity había descubierto que había cosas que a nadie le apetece contar. Y no por vergüenza. A veces, era mejor —más amable— guardar las apariencias. Y, sobre todo, no se lo había dicho porque aquellas cosas eran asunto suyo. Lo que le ocurriera a Brett era asunto suyo… y, en el transcurso de los últimos días, había llegado más o menos a creer que, lo que él hiciera en su vida, dependería en último extremo no tanto de ella y Joe cuanto del propio Brett |
...en la escuela superior empezaba el asunto de las opciones irrevocables. Las puertas se cerraban con un débil clic que sólo se percibía claramente en los sueños de los años sucesivos
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No oyen este viento o, en caso de que lo oigan, se buscan una lanza y arremeten contra él, pensando que será un molino de viento o alguna otra maldita cosa que haga falta derribar. »Y lo que hace una mujer —lo que yo hice— es huir del porvenir. |
Por primera vez en su vida, quizá por única vez, aquella pesada cortina de muselina de lo cotidiano se había agitado levemente, mostrándole el esplendoroso y brillante mundo que había al otro lado.
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El mundo estaba lleno de monstruos y todos ellos estaban autorizados a morder a los inocentes y los incautos.
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Habían descubierto que estaba bien abrir armarios... siempre y cuando no se hurgara demasiado en su interior. Porque era posible que las cosas aún estuvieran acechando allí, dispuestas a morder...
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En abril, cuando estaba tan decepcionada y asustada, sin saber realmente lo que era el auténtico miedo; el auténtico miedo era tratar de cerrar la ventanilla de tu hijo mientras un perro rabioso te babea sobre las manos.
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A una mujer no le importa necesariamente que la miren. Lo que te pone nerviosa es que te desnuden mentalmente (...) Algunos hombres te producen la sensación de que en sus cabezas se está proyectando constantemente una peliculita titulada El rapto de las sabinas y que tu eres nada menos que... la protagonista principal.
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¿De qué nacionalidad es Stephen King?