Tú y yo, invencibles

Los pequeños gestos pueden ser revolucionarios

El tiempo erosiona, pero no cambia la naturaleza de lo que somos

Algo dentro de los dos late más rápido, pero esperan que el otro no pueda oírlo.

Pero, incluso en la tiniebla más profunda, la luz siempre encuentra alguna rendija por la que colarse.

En apariencia, éramos dos trozos de hielo separados por varios metros, pero en realidad estábamos a punto de colisionar.

Tener delante a un desconocido era como mirar un lienzo lleno de colores y trazos e intentar descubrir qué significaba cada línea, las salpicaduras y las sinuosas formas.

Y la admiración, como descubrí con el paso del tiempo, es el abono del que se nutre una buena relación.

Puedes joderme una vez, pero no voy a dejar que me jodas una segunda.

“Sé que soy un paréntesis- ¿Qué quieres decir? - Justo eso, que aparezco en medio del texto, pero no soy determinante, tan solo una interrupción abrupta y momentánea”

Yo no es que fuera un gurú de las relaciones, pero siempre he tenido claro que ocultar, engañar o incluso traicionar a uno mismo no suele ser grandes aliados