Dublineses

Como no se me ocurre nada que decirles que esté mínimamente a la altura de la obra, y aunque esto no sea algo que me haya frenado nunca, he decidido que lo mejor será transcribir aquí el prólogo de Vargas Llosa de casi diez páginas que acompaña a mi edición (para facilitar su lectura, me he permitido eliminar las partes pedantes, incomprensibles, exageradas, erradas y, claro está, todo aquello que he juzgado superfluo):

«bla, bla, bla… La abrumadora importancia de Ulises y de Finnegans Wake, experimentos literarios que revolucionaron la narrativa moderna, hace olvidar a veces que aquel libro de cuentos, de hechura más tradicional y tributario, en apariencia al menos, de un realismo naturalista que ya para la fecha en que fue publicado (1914) era algo arcaico, no es un libro menor, de aprendizaje, sino la primera obra maestra que Joyce escribió… bla bla bla»


P.S. Naturalmente, esto no es más que una torpe broma, el prólogo de Llosa, también recogido en su libro “La verdad de las mentiras”, está realmente bien.

"Dublineses" es un conjunto de relatos publicado por James Joyce en el año 1914. Entre ellos está "Los muertos", considerado como uno de los mejores relatos de la historia de la literatura.

En noviembre visité Dublín y, enamorada como estoy de la ciudad, me apetecía empezar a conocer a sus autores.
Pero Joyce no es para mí.
Los relatos me aburrieron, no destacaría ninguno y no llegué a conectar con su estilo narrativo.
Las expectativas eran altas pero ha sido el primer chasco literario del año.

Rara vez una colección de relatos es tan uniformemente buena y tan bien organizada como para que me llegue a gustar. Sin embargo, "Dublineses" es sinceramente uno de los mejores libros de relatos que he leído hasta ahora.

Esta colección de quince historias ambientadas en Dublín, fue mi primer contacto con Joyce. Algunas de las historias son mejores que otras, y algunas de ellas rondan mi mente como cuentos infantiles contados alrededor de una fogata. Mientras uno lee "Dublineses", puede identificar los adoquines debajo de sus pies, escuchar el ruido del tráfico o el bullicio alegre dentro de los pubs. Después de terminar la última y dolorosamente triste historia "Los muertos", se siente más como si hubieras estado viajando que leyendo.

Ciertamente no son historias para "sentirse bien", pero te harán pensar, te ayudarán a entrar en la difícil situación de los que te rodean. En cada relato el personaje principal vive un momento de autorrealización en el que el resto de la historia toma un repentino giro de tristeza con un final abierto, dejando al lector dibujar sus propias conclusiones y sin ninguna moraleja clara.

En definitiva, "Dublineses" se trata de una colección de cuentos que traza los recovecos de una nación en ebullición mediante el retrato de una amplia gama de personajes perseguidos por los fantasmas de un pasado turbulento, los resentimientos de un presente paralizante, y las promesas de un futuro incierto.

Mi primer acercamiento a este grande de la literatura de la mano de Dublinenes.
Libro en el que encontramos quince historias a cada cual mejor que la otra, como nota, la última es, simplemente, brillante.
Durante todo el libro Joyce nos lleva de la mano por donde quiere, adentrándose en todas las capas habidas y por haber.
Una delicia de principio a fin.

Sólo por Los muertos, último relato de este compendio Joyce merecería las cinco estrellas de la literatura universal. En un año en que celebrando a Joyce se publican cientos de ediciones de estos Dublineses: ilustrada, más ilustrada aún, tapa dura, bilingüe, simplemente bonita...es importante recalcar en esta crítica la importancia de elegir una edición. Cátedra como siempre lo hace bien, ofrece una cuidada traducción e incorpora una visión de Joyce y la época que enmarca y acompaña la lectura. Una edición es más que su portada, y una traducción puede destrozar un buen libro. Joyce crea en Dublineses, un retrato en el sentido pictórico de la palabra, de la gente de Dublín, no diré de la sociedad, algo genérico e impersonal, Joyce pone voz y rostro a personas distintas y de diferentes universos aun constituyendo ese mismo lienzo que es la Irlanda de principios del siglo XX. Su prosa es especial, inimitable y desde luego imprescindible en el conocimiento de la literatura. Y ese último párrafo de Los muertos debería ser releído en voz alta muchas noches en muchas casas del mundo.

Estamos ante una novela atípica, ya que está compuesta por quince relatos que nos narran la historia caótica y deprimente de varios dublineses.
Los relatos quedan inconclusos, dejándote bastante perdida. Más que un relato casi parece una noticia que te deja con las ganas de saber que es lo que ocurre después.
Esta edición de Cátedra comienza con una introducción sobre el Dublín de la época en la que vivía Joyce, la vida del autor, y habla también de Dublineses, desgranando un poco la historia de cada relato y ayudando a que entendamos mejor las historias y en qué se pudo basar el autor para escribirlas.
Utiliza a los personajes de sus relatos para representar los diferentes estratos sociales de la época, la economía y las ideas políticas y religiosas.
Aparecen anotaciones en casi todas las páginas que te ayudan a entender la historia de Irlanda sin tener que conocerla de antemano.
Los relatos que más me han gustado son "Un encuentro" y "Después de la carrera".

‘Dublineses' está compuesta de quince relatos donde absolutamente todos sus detalles y palabras están ahí y en el orden establecido por algún motivo. Con esta obra Joyce quiso retratar el estilo de vida irlandés mediante algunos de los temas que más le obsesionaban: el nacionalismo, el peso de la religión, el alcoholismo o la muerte entre muchos otros. Pese a ser historias independientes, el libro está confeccionado para leerse de principio a fin ya que las tres primeras nos hablan de la infancia, las cuatro siguientes de la adolescencia y las restantes de la madurez y la vida adulta. Además, algunos de los personajes se referencian entre varios de los relatos. de esta manera la obra adquiere mayor complejidad y una consistencia excelente.

No estamos ante un texto de lectura fácil; la narración de Joyce es sencilla, bonita y fácil de seguir pero hay mucha información implícita en las palabras presentadas. El autor pone a nuestra mente a trabajar y en muchos casos juega con el lector para que este imagine lo que no nos cuenta explícitamente. Son relatos cargados de simbolismos, metáforas y referencias culturales que pueden exigir una tarea de documentación para comprenderlos en su totalidad.

Leer ‘Dublineses' es viajar a una Irlanda gris, fría, cruda y realista. Una dosis de buena literatura que cierra con el relato más perfecto de la colección: ‘Los muertos'. Un texto magistral, más accesible que los anteriores y que rezuma talento y sensibilidad en toda su extensión.

«Dublineses», de James Joyce, ha sido mi primer acercamiento a la literatura de este reconocido (y para mí temido) autor.

Se trata de una compilación de quince relatos que, como en cualquier libro de este tipo, por separado pueden ser más o menos buenos (para mi gusto diría que algunos incluso brillantes, como es el relato final «Los muertos») pero que todos juntos forman un curioso retrato colectivo del Dublín de comienzos del siglo XX en el que el autor plasma lo que para él es el alma o la esencia de esta ciudad, tratando temas como la situación política, los problemas sociales, la cotidianidad de sus habitantes… llevándonos a través de la lectura a recorrer esta emblemática ciudad que se erige como nexo de unión de todos los relatos.

Imbuidos de cierto halo de tristeza, derrota y pesimismo, Joyce nos muestra la inmovilidad o “parálisis” a la que tanta importancia da y que, según su parecer, domina la vida de los dublineses, y además lo hace, curiosamente, a través de una evolución cronológica desde la infancia (primer relato) hasta la misma muerte (último).

Quince historias que, en verdad, son quince revelaciones para todos estos personajes inmovilizados o anquilosados cuyas esperanzas de evolución, progreso y posibilidad de mejora son más bien dudosas.

A la satisfacción de haber roto el hielo al fin con Joyce debo sumar la de haberlo entendido y disfrutado, de haber sido capaz de captar su mensaje y haber apreciado la belleza de su prosa. Si, como yo, tenéis intención de empezar con este autor pero no sabéis muy bien por donde, creo que no me equivoco si os digo que este puede ser un buen camino. Bienvenido, Joyce.
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Los sentimientos contenidos, los mensajes entre lineas, lo sutil, lo que cuesta explicar… «Dublineses» es una libro compuesto por 15 relatos que nos llevan por un viaje de sentimientos, anhelos y frustraciones desde la infancia hasta la vejez. A menudo, incómodos, los relatos nos hablan de las pasiones, la rutinas y y los miedos de sus personajes con la fría y gris ciudad de Dublín como escenario.

Me ha encantado el segundo relato, “El encuentro” que crea una atmósfera super opresiva a partir de una situación, a primera vista, muy normal. Joyce va aumentando la tensión delicadamente hasta volverla insoportable y muestra a unos niños que descubren la culpa y el terror de que una situación de pequeña rebeldía se les vuelva en contra. También me ha parecido sublime «Eveline», el desgarrador retrato de una mujer dividida entre continuar en la seguridad de la monotonía que le ofrece una vida que no desea pero que siempre ha llevado y romper con todo y lanzarse a la libertad. Por último, mi relato favorito y el más conocido, es el último del libro titulado «Los muertos» que me dejó profundamente emocionada y del que creo que es mejor no revelar nada.

Es una lectura que he disfrutado mucho. Es cierto que hay relatos que me llegaron menos o que se me hicieron más pesados por las referencias dublinesas que no entendía. En estos casos me ayudó mucho tener una edición anotada que clarifica el texto. Ha sido una excelente toma de contacto con Joyce que me ha parecido un narrador que atrapa y que juega mucho con las sutilezas.

Llamamos a algo "políticamente correcto" cuando es leal y coherente a los valores de un determinado grupo y evita ofensas, discriminaciones, incomodidades, confrontaciones de cualquier tipo. Decimos "políticamente correcto" y suena casi diplomático. Pensemos, entonces, que en un mundo acostumbrado a lo "políticamente correcto", James Joyce empezó a escribir.

Cuando se le pidió un libro en el que se ilustrara claramente la cultura irlandesa y sus principales valores, James Joyce presentó "Dublineses", una antología de cuentos en apariencia sencillos y con tramas claras, pero en esencia sumamente profundos y complejos, fieles al estilo de su autor. Las tradiciones irlandesas, su idiosincrasia y principales costumbres atraviesan cada una de las historias, así como el contexto social y el momento histórico. En esta clave, vemos tanto a la sociedad irlandesa de hace poco más de un siglo, como a la naturaleza humana en su condición más pura.

Poco puedo decir yo de la complejidad que caracteriza a la prosa de James Joyce. Hay conexiones, esas conexiones, que encontramos. Y seguramente también haya conexiones que sólo el propio Joyce reconocería.

En una sociedad acostumbrada a lo "políticamente correcto", James Joyce escribió la realidad a secas.
Tomándolo como de quien viene, escribió una hermosa forma de incomodidad para reflexionar sobre quiénes son los irlandeses en realidad. Una hermosa forma de incomodidad para replantearnos quiénes somos los seres humanos en realidad.