Uno nunca sabe lo que va a querer hasta que lo ve con claridad.
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Uno nunca sabe lo que va a querer hasta que lo ve con claridad.
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Nunca sabemos de dónde surge nuestro coraje.
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Era una casa vil. Con las palabras fluyendo libremente en su mente, experimentó un escalofrío y pensó, Hill House es vil, es una casa enferma; márchate de aquí de inmediato.
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Una persona enfadada, o alegre, o aterrorizada, o celosa, llegará tozudamente hasta extremos de conducta imposibles en cualquier otro momento.
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Hill House, nada cuerda, se alzaba en soledad frente a las colinas, acumulando oscuridad en su interior; llevaba así ochenta años y así podría haber seguido otros ochenta años más. En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los suelos aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo.
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—El miedo —dijo el doctor— es el abandono de la lógica, el abandono voluntario del pensamiento razonable. O nos entregamos a él o lo combatimos, pero en esto no hay medias tintas.
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¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué no me detienen?
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Siempre he creído que sólo tenemos miedo de nosotros mismos…No…lo que nos da miedo es vernos al desnudo, sin disfraces ni máscaras
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No estés tan asustada todo el tiempo- dijo, y alargó la mano para rozar la mejilla de Eleonora con un dedo -. Nunca sabemos de dónde surge nuestro coraje
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El miedo –replicó el doctor– es el abandono de la lógica y de la razón.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.