En las emociones violentas no se lee, se atrapa el papel, se le oprime como a una víctima, se le estruja, se le clavan las uñas de la cólera o de la alegría, se corre hacia el fin, se salta el principio; la atención es febril, comprende algo, un poco, lo esencial, se apodera de un punto, y todo lo demás desaparece.
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