Necesito a alguien que esté dispuesto a verme pelear en el océano y luego me permita no ahogarme. Pero tú no serías capaz de dejarme cerca del océano.
|
Necesito a alguien que esté dispuesto a verme pelear en el océano y luego me permita no ahogarme. Pero tú no serías capaz de dejarme cerca del océano.
|
Solo somos dos almas completamente confundidas, asustadas de un muy no deseado pero crucial adiós.
|
El deseo es fácil de controlar. Especialmente cuando la única arma que posee el deseo es la atracción.
|
No me siento culpable, simplemente porque estoy mirándola. Me siento culpable por la forma en que me hace sentir.
|
Puede que yo no sea para ella el héroe que tanto me he esforzado en ser, porque, ahora mismo, tengo la sensación de que Maggie ni siquiera necesita un héroe. ¿Por qué iba a necesitarlo? Tiene a alguien mucho más fuerte de lo que yo llegaré a serlo jamás. Se tiene a sí misma.
|
No sé gran cosa del cuerpo humano, pero me atrevería a decir que hay un nervio que va directamente de la palma de la mano al corazón.
|
Es fácil luchar contra el deseo, sobretodo porque la única arma que éste posee es la atracción. Pero no es tan fácil cuando se intenta ganarle la guerra al corazón.
|
Jamás me había dado cuenta de lo poderoso que puede ser el deseo. Nos va consumiendo por dentro, estimulando nuestros sentidos al máximo. Cuando nos encontramos en ese momento, estimula nuestro sentido de la vista, y lo único que podemos hacer es concentrarnos en la persona que tenemos delante. Estimula también nuestro sentido del olfato y, derepente, percibimos que la otra persona lleva el pelo recién lavado o una camiseta recién sacada de la secadora. Estimula también nuestro sentido del tacto y hace que se nos erice la piel, que notemos un cosquilleo en las yemas de los dedos, que anhelemos que nos toquen. Estimula el sentido del gusto, y derepente nuestros labios se sienten hambrientos y deseosos. Y lo único capaz de satisfacerlos es el alivio que nos produce otra boca en busca de lo mismo.
|
Tenerla tan cerca hace que me sienta como si hubiéramos creado nuestro propio espacio privado, como si el mundo exterior no pudiera entrar aquí ni el nuestro ni nuestro mundo interior pudiera salir.
|
Es como si derepente liberara todos los sentimientos reprimidos y negados que ella me inspira y consiguiese respirar por primera vez desde que la conozco.
|
Una oda de Friedrich Schiller se escucha al final de su última sinfonía cantada por un coro.