Vuela lejos

"Vuela lejos", la secuela de "El baile de las luciérnagas" es tan buena como el primer libro (en mi opinión). Este libro continúa inmediatamente donde lo dejamos en el anterior. Toda la familia está aprendiendo a recoger los pedazos de la pérdida de un ser querido. Muestra cómo las familias pueden desmoronarse por completo durante la etapa de duelo. Cómo todo tu mundo puede sentirse inconexo y cómo puedes sentirte tan fuera de ti mismo. Muestra cómo puede ser difícil sobrellevar la vida y la familia, y cómo a veces puedes alejar a los que te aman. La historia comienza en 2010, cuatro años después de la muerte de Kate, pero también retrocede en el tiempo para mostrar lo que sucedió en los años intermedios. También nos encontramos nuevamente con Cloud, la madre de Tully, y finalmente aprendemos sobre ella y lo que la convirtió en la persona en la que se convirtió. Esta fue una muy buena lectura que he disfrutado.

Es una historia muy conmovedora y, al igual que los otros libros de la autora, es muy ameno, con personajes excelentes con los que realmente te puedes relacionar y querer.

Vuela lejos de Kristin Hannah.

📇Después de haber leído El baile de las luciérnagas y visto la adaptación en Netflix, que me gustó, porque todo hay que decirlo, me alegró saber que habría continuación, aunque este libro salió en 2013, su traducción salió el año pasado, así que lo fui leyendo poco a poco y disfrutar de la parte final en Netflix (SORPRESA, EL CAPÍTULO FINAL SERÁ EN JUNIO) igual lo veré, aunque sepa el resultado final.

📇Si bien es cierto que para algunos lectores de la autora una segunda entrega no era necesaria por eso de las segundas partes, en mi opinión, si la leen creo que quedarán contentos, porque Kristin demostró una vez más, su elegancia y calidad en la fuerza, carácter y sentimientos que plasmó en cada personaje y aunque Tully no agrade a todos y Kate sorprenda en su accionar, su amistad es inmensa.

📇Me gustó reencontrarme con Tully y entender más a Marah, porque a la larga es una historia de personajes, de amor, amistad, familia, duelo y superación.
Aunque no es imprescindible leer esta segunda parte, no viene mal si te gustó el libro anterior y sus personajes.

Como siempre la autora es un diez, este libro es la continuación perfecta del Baile de Las Luciérnagas, como continua la vida después de Kate. En esta ocasión se centra más en Tully Hurt y como afronta la vida en su madurez con problemas y sin trabajo.

Este libro es una herida abierta y supurante, de las que duelen de manera continua y latente y están llenas de pus. La historia continúa en el punto en el que lo dejó su predecesora —El baile de las luciérnagas— con un presente cuatro años más adelante y unos flashbacks que recorren desde el punto en que lo dejó, en que todo se rompió y todos descarrilaron uno detrás de otro.

Las palabras atraviesan de manera devastadora y crujen en el corazón como los restos de lo que queda, de lo que se confunde con seres humanos que han dejado de serlo, en un continuo dolor lacerante. Los personajes son lo que se nos presentó en su primera entrega, pero a la vez son completamente distintos, con aristas, con espinas tan puntiagudas que hacen sangrar al resto y, especialmente, a sí mismos. Se hacen daño, se llenan la boca de palabras que nunca debieron decir sin haberlas macerado antes, se empujan los unos lejos de los otros y se anidan solos en su dolor, en lo que creen que pueden seguir haciendo, en lo que creen que pueden seguir mintiéndose. «Estoy bien». «No necesito ayuda». «Solo una pastilla más». Pensamientos que son mentira y, cada uno de ellos, lo saben, lo sienten, lo llenan, lo llenan todo de una manera tan cruda que no es sana, pero es tan real (tan TAN real) que no puedes evitar salvo pensar que no podría haber sido de otra manera.

Un borrón de personas frágiles. Tan delicadas que ya están rotas sin saberlo y llevan sus esquirlas de un lado a otro, crujiendo entre los que no saben, arrastrando el sonido de un millar de arañazos y grietas que se amplían.

Una amistad. Tan fuerte como el mundo. Tan intensa como un vendaval. Tal llena... como una vida. Y, cuando una de esas vidas se va, parece que no queda nada. Que los cimientos se han roto de manera irreparable, que los pedazos que quedan y que unían a los demás, a los que eran ajenos a esa amistad, pero formaban parte del mismo cemento, se han llenado de agua y se han convertido en mero barro, en un pantano que se deja llevar por una lluvia muy intensa, separando los trozos que quedan, desmigajando lo que pudo haber sido.

Es la historia de tres mujeres. de una más que de las otras. de una que tuvo que romperse aún más para poder unir a los demás. Una historia llena de dolor y de recuerdos porque los recuerdos son lo que forman las vidas, son lo que explican las historias de uno mismo y de los que lo rodean. Casi podría decirse que, los traumas de los demás, pueden ser los traumas de los siguientes... y se unen en un ciclo sin fin, en una pescadilla que se muerde la cola y nunca termina. Porque nos duele y les dolemos a los demás si no curamos antes todas esas heridas infantiles, todos esos traumas que, con los años, llevan a dañar a los demás. Tres historias que en realidad son la vida. Y son lágrimas. Y sonrisas enjauladas en un mar salado y un corazón que supura, pero está feliz de formar parte de estos personajes. Solo hace falta una chispa, conectar con ellos, conocerlos, entenderlos... lo demás arderá hasta los cimientos, hasta dejar ese mismo corazón renqueante, pero satisfecho.