Cuatro años han pasado desde que publicaron por última vez un libro de
Kristin Hannah aquí y, aunque la espera se ha hecho larga, ha merecido la pena.
Descubrí a la autora gracias a su archiconocido
El ruiseñor (que no me canso de recomendar) y, desde entonces, todas sus historias han conseguido emocionarme hasta el punto de acabar derramando más de una lágrima.
Y con
Los cuatro vientos no ha sido menos. Es una lectura dura, de esas que te dejan el corazón en el puño, pero totalmente imprescindible para todos los que disfrutan de una novela con tintes históricos en el que la familia tiene un peso importante en la trama.
En esta ocasión, nos lleva hasta Texas, en 1921, donde la protagonista, Elsa de 24 años, sigue todavía soltera y viviendo con sus padres, que siempre la han menospreciado y tratado con indiferencia, señalando su poco atractivo físico.
Una noche conoce a Raffe Martinelli y, tras quedarse embarazada, se ve obligada a casarse con él, a pesar de que son casi unos desconocidos.
Varios años después, en 1934 y en plena Gran Depresión americana, el desempleo y la sequía provocan que muchas familias emigren a California en busca de un futuro mejor.
Elsa, ya con dos hijos, lucha día a día por sacar adelante la granja de la familia, pero al final deberá decidir si sigue en ella o se arriesga y marcha como tantos otros.
Quien haya leído a
Kristin Hannah sabe que en sus historias hay varios puntos en común: el primero es que todas se desarrollan a lo largo de varios años, el segundo es que tienen lugar durante algún hecho histórico importante y el tercero es el gran mensaje feminista que hay entre sus páginas.
Y eso es lo que vemos también en
Los cuatro vientos ya que la historia se sitúa a lo largo de los años 20 y 30 o, lo que es lo mismo, durante la Gran Depresión americana, y su protagonista es Elsa, una joven que no ha tenido una vida fácil y que se verá abocada a superar sus inseguridades y miedos para poder sacar adelante a su familia.
Elsa es una chica que ha sido ignorada e infravalorada por su familia toda la vida y que es respudiada y obligada a casarse cuando se queda embarazada de un joven de origen italiano. A pesar de que en su matrimonio no hay amor, Elsa ve que por fin ha conseguido su gran sueño: tener una familia.
A lo largo del libro su evolución es sorprendente y maravillosa pero, a la vez, paulatina y coherente. La conoceremos siendo una joven indecisa, miedosa y sin autoestima, para ir convirtiéndose en una mujer que saca la fuerza y la decisión que son necesarias para sacar adelante a sus hijos, el motor de su vida.
Pero no sólo tendremos a Elsa de protagonista, su hija Loreda tendrá un gran e importante papel. Ella es todo lo contrario a su madre: decidida, audaz, con mucho carácter, que no se queda quieta ante las injusticias y es por eso que la relación entre madre e hija no será nada fácil y estará llena de tensión.
Su evolución también es notable, ya que pasará de ser una adolescente irritable y consentida que subestima a su madre, para ir abriendo los ojos y ver todos los sacrificios que ha hecho por ellos.
La parte histórica tiene un peso más que importante en la trama y, en eso,
Kristin Hannah es toda una experta. Es admirable lo bien documentada y ambientada que están todas sus novelas. Además, lo hace de una forma muy ligera, dinámica y amena. No va metiendo datos sin ni son, sino que va desarrollando las vidas de los protagonistas a la vez que va describiendo la situación, ya sea política o social.
Me ha encantado conocer más sobre aquellos años y lo mucho que pasaron todas las personas que emigraron para buscar un futuro mejor. Un desempleo, provocado por años de sequías, que llevaba a la gente a marchar a California en busca de trabajo.
Pero una vez allí las cosas no eran tan fáciles como pensaban. No eran bien recibidos, debían vivir en campamentos con miles de otros inmigrantes, sufrían calor, lluvias y falta de higiene, lo que provacaba que las enfermedades se propagaran.
Además, el trabajo tampoco es que abundara; caminaban muchos kilómetros y hacían cola horas para optar a ser elegidos para trabajar durante interminables horas por un sueldo que no les servía ni para comprar lo más básico. Y, por supuesto, no tenían derecho a nada.
Ha sido estremecedor ver cómo muchas de las situaciones que vivieron durante aquellos años se siguen repitiendo hoy en día. Cómo se ve como una amenaza y un peligro a gente que sólo quiere trabajar.
Es, como se puede intuir, una historia dura pero también emotiva y llena de grandes mensajes sobre la amistad, la solidaridad, la emigración, la importancia de la educación, la relación entre madres e hijas y la familia.
Los cuatro vientos es otra pequeña gran maravilla de
Kristin Hannah. Un libro con unas protagonistas increíbles, una trama que, aunque ficticia, se basa en hechos reales y que trata temas tan actuales, por desgracia, como la inmigración y la lucha de derechos laborales.
Desde aquí sólo puedo pedir que no dejen de publicar más libros suyos, los necesito todos.
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