Vuela lejos

Kristin Hannah nos ofrece una emotiva novela sentimental, y nos lleva a Seattle para reencontrarnos con los personajes de “El baile de las Luciérnagas'. La historia arranca el 2 de septiembre del 2010, aunque abarca también los cuatro años que transcurren desde el final de la primera entrega. Sabremos lo que ha ocurrido durante ese tiempo a la par que se desarrolla la trama del presente.

La narración es en tercera persona con la excepción de algunos capítulos sueltos que van en primera. Nos reencontramos con los personajes del libro anterior y descubrimos que ha sido de sus vidas. En un caso en particular viajamos un poco más lejos en el tiempo, eso nos permite descubrir el motivo de su comportamiento.

La novela anterior había quedado perfectamente cerrada, por lo que me sorprendió descubrir que tenía segunda parte. No sabía si leerla, pero una amiga decidió por mí al regalarme la obra , y me alegro un montón. Nos vamos a encontrar con una historia muy emotiva, triste, y dura en algunas partes, que nos va a mantener pegados a sus páginas.

Me ha gustado mucho volver a ver al elenco de la primera entrega, y sufrir y llorar con ellos. Pero no os preocupéis, que también hay lugar para la alegría, la esperanza, la redención y el perdón.

La historia es muy intensa y emotiva, igual un poco demasiado para mi gusto, pero si sois de los que quieren llorar con los libros, vais a poder hacerlo con ganas. Tully, su madre, los padres de Kate y la familia Ryan llevan entre todos las riendas de la narración, aunque alguna historia prime sobre el resto.

He disfrutado, y llorado, mucho con "Vuela lejos" y me alegro de haberlo leído. Os animo a darle una oportunidad, pero empezad por el primero o el libro perderá toda la gracia y os destripará el anterior.

Se trata de la segunda parte de la novela "El baile de las luciérnagas". Es difícil hacer una sinopsis de esta novela ya que eso supondría hacer un spoiler de la primera parte.

Siguen estando los mismos personajes, aunque aquí conoceremos más la historia de la madre de Tully, y sobre todo la comprenderemos bastante más.

Es un libro que es realmente dramático, todo se desarrolla en torno a la manera en que los personajes aprenden (o no) a vivir con el dolor, en cómo se encuentran perdidos y hasta que no toquen fondo no pueden volver a encontrarse.

Lectura prescindible, no es la mejor novela de la autora. A momentos incluso se hace algo pesado, pero si has leído "El baile de las luciérnagas" no está de más leer esta segunda parte.

Me sorprendió muchísimo saber que se publicaba una continuación de “El baile de las luciérnagas”. Leí ese libro en el año 2017 y me encantó. Lloré desconsolada durante gran parte del libro pero me pareció maravilloso. Si queréis comprobarlo pasad por mi reseña. Pero, tal y como termina el libro, parecía que la historia terminaba ahí, creo que nadie esperaba una continuación. Por eso, me sorprendió mucho la publicación de “Vuela lejos”. Tuve miedo de leerlo porque no me parecía que esa historia diera para más dado lo que pasó al final. Pero era Kristin Hannah y yo leo todo lo de esta autora así que decidí hacerme con el libro. Sabiendo como sabía que iba a ser un libro de lectura dura, he tardado unas semanas en leerlo buscando el momento más adecuado. al final ese momento llegó.

Es difícil hacer esta reseña sin hablar del libro anterior; es por eso que va a ser una reseña atípica. “El baile de las luciérnagas” es una maravilla y me gustaría que lo leyerais, primero ese y luego “Vuela lejos”. No cometáis el error de leer este segundo libro sin haber leído el primero porque es una continuación estricta y no lo vais a disfrutar como se merece.

En “Vuela lejos” han pasado cuatro años desde que terminó el libro anterior (año 2006-año 2010). La autora nos contará qué ha sido durante esos cuatro años de los protagonistas de la primera novela. al final de aquella pasó algo terrible y es difícil superarlo, veremos cómo lo ha hecho o lo está intentando hacer cada uno de los personajes. “Vuela lejos” habla de pérdida y duelo, de amor en diferentes niveles (conyugal y entre padres e hijos) y de amistad. El principio es durísimo. Las cien primeras páginas me costaron un mundo pues no paraba de llorar. No podía leer más de veinte páginas al día, dolían demasiado. Llegué a preguntarme qué hacía yo leyendo ese libro. Pero, aunque me dolía, me estaba gustando y quería saber y eso hizo que siguiese leyendo. No me arrepiento pues la novela me ha gustado muchísimo. No tanto como “El baile de las luciérnagas” (aunque he dado la misma nota a ambas novelas) pero casi tanto. Es un libro muy emotivo y lleno de sentimientos que aunque duela merece mucho la pena. Y no todo es dolor: el tiempo pasa y la gente tiene que seguir adelante. El libro también y eso hace que te vayas acostumbrando a lo que hay y la lectura resulte un poco menos dura. Además que Kristin Hannah siempre deja un resquicio a la esperanza.

Me gusta mucho cómo está llevado el tema. al principio se me hizo un poco raro pero finalmente me ha parecido una maravilla el tacto con el que la autora aborda una cuestión tan difícil.

Para acabar, si bien “El baile de las luciérnagas” no necesitaba continuación y nadie la puede esperar al acabar el libro, “Vuela lejos” no es un libro sacado de la manga y tiene su razón de ser. Como suelen decir, mientras hay vida hay esperanza y un libro, mientras alguno de los personajes siga con vida, puede tener una segunda parte, siempre es posible. En “El baile de las luciérnagas” no se contó todo, se quedaron algunos flecos por explicar que “Vuela lejos” explica perfectamente (por ejemplo, todo lo de Nube). Además, teniendo en cuenta cómo acabó la primera novela, resulta interesante ver cómo han seguido adelante los personajes, cómo arrea cada uno con su dolor y cómo consigue salir del pozo oscuro en el que lo que pasó metió a todos. Y eso es lo que cuenta “Vuela lejos”: Y lo hace, como no podría ser menos tratándose de Kristin Hannah, de una forma preciosa, emotiva y conmovedora.

Conclusión final

“Vuela lejos” es una novela maravillosa que nos cuenta lo que pasó después del final de “El baile de las luciérnagas”. Una novela que duele leer pero que al mismo tiempo da gusto hacerlo por lo preciosa que es.

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Este libro es una herida abierta y supurante, de las que duelen de manera continua y latente y están llenas de pus. La historia continúa en el punto en el que lo dejó su predecesora —El baile de las luciérnagas— con un presente cuatro años más adelante y unos flashbacks que recorren desde el punto en que lo dejó, en que todo se rompió y todos descarrilaron uno detrás de otro.

Las palabras atraviesan de manera devastadora y crujen en el corazón como los restos de lo que queda, de lo que se confunde con seres humanos que han dejado de serlo, en un continuo dolor lacerante. Los personajes son lo que se nos presentó en su primera entrega, pero a la vez son completamente distintos, con aristas, con espinas tan puntiagudas que hacen sangrar al resto y, especialmente, a sí mismos. Se hacen daño, se llenan la boca de palabras que nunca debieron decir sin haberlas macerado antes, se empujan los unos lejos de los otros y se anidan solos en su dolor, en lo que creen que pueden seguir haciendo, en lo que creen que pueden seguir mintiéndose. «Estoy bien». «No necesito ayuda». «Solo una pastilla más». Pensamientos que son mentira y, cada uno de ellos, lo saben, lo sienten, lo llenan, lo llenan todo de una manera tan cruda que no es sana, pero es tan real (tan TAN real) que no puedes evitar salvo pensar que no podría haber sido de otra manera.

Un borrón de personas frágiles. Tan delicadas que ya están rotas sin saberlo y llevan sus esquirlas de un lado a otro, crujiendo entre los que no saben, arrastrando el sonido de un millar de arañazos y grietas que se amplían.

Una amistad. Tan fuerte como el mundo. Tan intensa como un vendaval. Tal llena... como una vida. Y, cuando una de esas vidas se va, parece que no queda nada. Que los cimientos se han roto de manera irreparable, que los pedazos que quedan y que unían a los demás, a los que eran ajenos a esa amistad, pero formaban parte del mismo cemento, se han llenado de agua y se han convertido en mero barro, en un pantano que se deja llevar por una lluvia muy intensa, separando los trozos que quedan, desmigajando lo que pudo haber sido.

Es la historia de tres mujeres. de una más que de las otras. de una que tuvo que romperse aún más para poder unir a los demás. Una historia llena de dolor y de recuerdos porque los recuerdos son lo que forman las vidas, son lo que explican las historias de uno mismo y de los que lo rodean. Casi podría decirse que, los traumas de los demás, pueden ser los traumas de los siguientes... y se unen en un ciclo sin fin, en una pescadilla que se muerde la cola y nunca termina. Porque nos duele y les dolemos a los demás si no curamos antes todas esas heridas infantiles, todos esos traumas que, con los años, llevan a dañar a los demás. Tres historias que en realidad son la vida. Y son lágrimas. Y sonrisas enjauladas en un mar salado y un corazón que supura, pero está feliz de formar parte de estos personajes. Solo hace falta una chispa, conectar con ellos, conocerlos, entenderlos... lo demás arderá hasta los cimientos, hasta dejar ese mismo corazón renqueante, pero satisfecho.

Kristin Hannah es una de mis autoras favoritas y si tuviera que quedarme con una de sus novelas (menuda faena sería porque de ella me gusta todo) elegiría El baile de las luciérnagas. Historia autoconclusiva de la que era imposible vaticinar una segunda parte.
Estaba todo dicho, realmente, no hacía falta nada más, por eso cuando descubrí que iba a publicarse Vuela lejos sentí miedo. Miedo de que todas esas piezas que para mí encajaron a la perfección y me hicieron construir unos personajes a los que amar, saltaran por los aires desdibujando todas las sensaciones que solo mirar la portada del libro me despertaban.
Sí, tenía miedo, pero también la certeza de que iba a jugármela y leerlo, porque de Kristin me leería hasta la lista de la compra.
Y, ahora, tras reencontrarme con Firefly Lane y su elenco, encuentro ridículo el temor con el que me aproximé de nuevo a ellos porque Kristin me ha demostrado, una vez más, su elegancia y delicadeza tratando el drama y los sentimientos.
No quiero hablaros de la temática fundamental de Vuela lejos porque os estropearía El baile de las luciérnagas, pero sí os diré que es una prolongación prescindible pero recomendable. Es decir, podéis leeros el primer libro y tener la certeza de que la historia, ciertamente, está completa. Pero si habéis conectado con los personajes, sí os recomiendo muchísimo reencontraros con ellos en este segundo libro.
Releyendo la reseña siento que en el fondo he dicho poco para todo lo que esta autora y sus novelas dejan en mí, pero creéme, así debe ser, descubrir a Tully y a Kate lo más a ciegas posible es un acierto.