¿Y ya con qué voy a soñar, cuando he sido tan feliz despierto?
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¿Y ya con qué voy a soñar, cuando he sido tan feliz despierto?
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¿Es posible que en la última hora antes de la separación no se apoyara ella en el pecho de él, sufriendo, sollozando, sorda a la tempestad que bramaba bajo el cielo adusto, e indiferente al viento que barría las lágrimas de sus negras pestañas ?
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Si, Nastenka, nuestro héroe se engaña y cree a pesar suyo que una pasión genuina, verdadera, le agita el alma; cree a pesar suyo que hay algo vivo, palpable, en sus sueños incorpóreos.
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¿No es posible hablar un poco menos bien? Porque usted habla como si estuviera leyendo un libro.
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Pero mire, venga con una condición: no se enamore de mí.Eso no puede ser, se lo aseguro. Estoy dispuesta a ser amiga suya. Aquí tiene mi mano.Pero lo de enamorase no puede ser. Se lo ruego. |
Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año.
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En mis sueños compongo novelas enteras.
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No sé callar cuando habla el corazón dentro de mí.
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Parece un sueño, pero ni aún en sueños hubiera creído que hablaría con una mujer.
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En sus pestañas negras brillaban aún lágrimas de miedo reciente o de tristeza anterior. No sé. Pero a los labios afloraba ya una sonrisa.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises