Indira

Este fantástico nuevo thriller policíaco, tercero de la serie "Indira", con muchas sorpresas donde antiguos personajes con sus tramas personales se entremezclan con excepcionales incorporaciones. En esta entrega me he reído casi a carcajada, emocionado e impacientando por continuar leyendo. ¡Adicción total.
Indira y el resto del equipo vuelven más o menos a la normalidad. Iván e Indira se verán obligados a trabajar de forma estrecha. A este departamento se les complica las cosas, tanto por los inspectores jefes, que están como el perro y el gato, como con los casos que van apareciendo. La aparición de cadáveres en un solar, otros en un apartamento, investigación con políticos implicados y un motín en una cárcel, entre otros es lo que nos vamos a encontrar.
Ante la falta de personal se incorpora “Jotadé“, un inteligente policía de etnia gitana, de un carácter especial, métodos propios y diálogos únicos, que te hace reír y del que necesito una serie de él. ¡Se ha de presentar a inspector jefe si o sí!.
De narración en tercera persona con capítulos cortos, como buen thriller, y yendo al grano sin grandes rodeos. Así nos premia el amigo Santiago y nos brinda diversión a raudales. También se cierran flecos de las anteriores entregas.
El único "pero" es el desenlace, que me pilló desprevenido y del que me ha hecho falta más páginas, conocer más. ¿Tal vez en la próxima? Superrecomendable.

“Al escuchar esos nombres, Sara palidece y deja caer la taza de café al suelo, que se rompe en mil pedazos. Tanto su marido como sus hijos y la asistenta se sobresaltan” ~ Indira de Santiago Díaz.
El buen padre me encantó. Las otras niñas, meh, tuve un problema con el tema de la novela. Indira, ¡chapeau!, una historia que me ha gustado de principio a fin. Sí, estoy de acuerdo con todo.
La única pega que le pondría es que no me he creído ciertos comportamientos, unos porque no me cuadraban con los años de la protagonista, y otros porque no me cuadraban con la situación. Por lo demás, un pasapáginas que se lee solo pero es que @santiagodiazcortes es fantástico en construir estas historias de manera que no puedas dejar de leerlas.
Destacar además un nuevo personaje que me ha gustado mucho y que espero que siga teniendo protagonismo en futuras historias.
¿Y de qué va? La verdad es que no quiero contar nada de la historia, es mejor que la descubráis por vosotras mismas –hablo en femenino porque la mayoría de la gente que interactúa en mi cuenta es mujer–. Si os gustaron los anteriores, leedlo. Si no os gustaron, bueno, yo lo recomiendo pero ahí ya es decisión personal.
Esta reseña podría ser más amplia, la verdad, porque quizá el debate está en un punto que implicaría desvelar datos que el propio autor pide que no se desvelen así que mejor punto en boca.

Indira Ramos es la peculiar y eficaz inspectora de policía que ha protagonizado las tres novelas de la serie creada por Santiago Díaz. En esta tercera entrega la encontramos a punto de suicidarse, enviando mensajes de despedida a su marido y a su compañero y examante Iván Moreno, y mirando las fotos de su pequeña Alba de tres años. Indira sigue siendo aquella mujer que se rige por un estricto código ético y está afectada por un trastorno obsesivo-compulsivo que hace necesario que todo a su alrededor esté limpio y en perfecto orden. Desde que se casó con Alejandro Rivero, su vida ha estado más o menos equilibrada y su TOC –aunque sigue presente en sus rutinas diarias– no la incapacita tanto como en otras épocas. Con todo, hay situaciones en las que se dispara. Otras, en las que parece anestesiado por el dolor. Tampoco ha logrado poner orden en su vida sentimental y a pesar de la boda y de las visitas a su psicólogo sigue sintiendo una atracción sexual hacia Moreno, quien sale ahora con una joven y atractiva jueza. Obsesionada con la resolución de los casos que se encuentra, hay uno que se le escapa: ¿quién mató a Héctor Ríos? Pero debe continuar adelante e incluso ceder el testigo de una importantísima investigación en la que está implicado el candidato que se vislumbra como próximo presidente del Gobierno cuando el caso más importante de su vida le asesta el golpe más fuerte que ha sufrido en toda su carrera.
Los dilemas éticos son una de las constantes en la obra del madrileño Santiago Díaz, quien gusta de enredar al lector en complicadas cuestiones que juegan con la ambigüedad moral: las falsas excusas de las que nos
convencemos por un beneficio propio; la inocencia, su ausencia y los grados de culpabilidad; lo permitido frente a lo permisible... Cuestiones muchas de ellas que pisan la línea roja que separa la legalidad de otras
consideraciones y que en muchos casos estaríamos quizás dispuestos a admitir, sobre todo en cuestiones relativas a la defensa de la propia vida y aún más en la defensa de la vida de un ser querido.

El pasado día 19 de enero salió al mercado Indira, la tercera novela de la serie Indira Ramos, escrita por Santiago Díaz y editada por Reservoir Books. Ya veis que no he tardado nada en adquirirla en formato eBook y leerla, impaciente por volver a disfrutar de la tensión narrativa que imprime a sus obras este autor y por conocer las novedades en la vida de la singular inspectora de policía, Indira Ramos. Además, en la novela anterior, Las otras niñas, el autor dejó flecos sin cerrar en el caso que implicaba a la oficial, Lucía Navarro, uno de los miembros del equipo de investigación, de modo que también deseaba averiguar si este personaje era capaz de mantener su postura en el conflicto moral que enfrentaba.
Voy a comentar algunas impresiones personales extraídas de la lectura de este tercer título, Indira, salvo aquel relacionado con el controvertido y brutal desenlace… aunque me muero por comentarlo con vosotros. Todo sea por evitar spoilers y no estropear la sorpresa a futuros lectores.
En esta novela la inspectora de policía, Indira Ramos, está casada con el hombre que, finalmente, eligió como marido. Tras un periodo de descanso, regresa al departamento de policía donde se verá obligada a trabajar de nuevo con su compañero —y ahora, también, inspector de policía—, Iván Moreno, cuando un preso peligroso se escapa de la cárcel y decide vengarse de ambos por arruinarle la vida. Los dos inspectores sufrirán una presión extrema, muy superior a la de cualquier otro caso anterior, porque está en juego la vida de una niña de tres años. Además, existen novedades en el departamento: la incorporación al equipo de un oficial de origen gitano, Jotadé, inteligente y de métodos algo alejados de protocolos. Como Indira e Iván están volcados en la otra investigación, la subinspectora María Ortega, junto a Jotadé, Lucía Navarro y otros dos oficiales de policía del equipo de Iván Moreno, aunarán esfuerzos para resolver un complicado caso relativo a varios cadáveres hallados en un solar en construcción.
Santiago Díaz vuelva a dibujar una trama principal y dos subtramas narradas de forma alternativa que discurrirán de manera paralela, aunque de forma simultánea, hasta su desenlace. al igual que en las otras novelas de la serie, un narrador omnisciente se encargará de llevarnos de la mano, con el corazón desbocado entre punto y punto de inflexión, sin apenas percibir si comenzamos un nuevo capítulo o continuamos en el mismo, porque es del todo imposible parar de leer. Es un thriller que comienza in extremis, de modo que ya desde el inicio llama la atención del lector, ávido por conocer cómo Indira ha llegado a esa situación. A partir de entonces, y solo en los primeros capítulos, el ritmo es algo pausado; sin embargo, enseguida alcanzará un ritmo ágil, más bien frenético, que no decaerá en ningún momento a lo largo de la narración.
Como suele ya ser costumbre en Santiago Díaz, los personajes vuelven a enfrentarse a dilemas morales que harán reflexionar al lector sobre qué haría en su situación, un plus de la obra de Santiago Díaz que la hace más interesante. Como señalé en otras reseñas, los personajes me parecen muy atractivos y me gusta ver la evolución en ellos, no obstante, después de haber leído esta novela, en el caso de Indira creo que la evolución ha sido demasiado rápida. A Jotadé, el nuevo personaje de la serie, le veo muchas posibilidades.
Del desenlace solo quiero decir que me pareció brutal y controvertido: seguro que levantará ampollas entre los seguidores de la serie. Además, tras una pequeña reflexión posterior, acepté a regañadientes el resultado de la investigación liderada por María Ortega, pues me pareció tan real como la vida misma. Aunque intuyo que continuará…
Indira es un thriller muy recomendable, con el que se disfruta y se sufre a partes iguales.
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¿Por dónde empiezo? Terminé el libro ayer y hasta hoy no se me ha reconstruído la cabeza para hacer la reseña. Y eso que es la tercera parte y tendría que estar acostumbrada. Pero no. Este hombre no dejará de sorprenderme.
de nuevo lo ha conseguido. Una novela de capítulos cortos que por mucho que quieras no puedes soltar. de nuevo un inicio que sirve para refrescarte la memoria y empezar a leer como si los personajes fueran ya de tu familia. Y de nuevo esas tramas diferentes que ocurren a la vez y hacen que no puedas despegarte ni un momento para coger aire.
Y luego está Indira. Grande, enorme. Viviendo un momento muy complicado y cogiendo el toro por los cuernos. Brava, bravísima.
Y también está Jotadé, nuevo personaje que es una verdadera gozada. Desde aquí pido una nueva serie con él de protagonista. Algo así como una Aída sacada de Siete vidas. Por pedir...
Ah! Y un caso por resolver. Se me olvidaba. Que los inspectores están para eso también. Un caso complicado con unos protagonistas que otra cosa no, pero indiferente tampoco te van a dejar.
Una historia escrita en presente que te atrapa y no te suelta hasta que llegas al final. Como siempre.
Vamos, que si no conocéis esta, hasta ahora trilogía, os estáis perdiendo algo tremendo y brutal. Una verdadera bomba que ya veo hecha serie. Porque las palabras y los diálogos que construye Santiago, se ven.