Indira

He esperado un par de horas para ponerme a escribir mi opinión (una entre tantas) sobre esta novela en particular.
Quería hablar maravillas de esta novela pero dado los acontecimientos que van pasando a medida que avanzaba, tengo la mala noticia de que no será así.
Quiero aclarar que por cuestiones de hype, me gustó El buen padre pero no Las otras niñas. Volví a darle otra oportunidad a Indira Ramos porque, siendo sincera, me gusta su personalidad y las ganas que le echa para ser la inspectora insoportable con sus compañeros y con todo el que la rodea. Pero también he de ser sincera: tuvo que entrar un nuevo personaje con unas características igual de atractivas para que el personaje de Indira dejara de ser relevante.
Tuve la fortuna de adentrarme en esta historia gracias a Eugenio Barona, excelente narrador al que admiro demasiado por su capacidad de ambientar una novela que ya de por sí y (personalmente, ojo) tiene muchas carencias.
Indira es, junto a sus dos anteriores obras, novelas para pasar el rato. Ya en esta parte el tema principal no es el asesinato, tira más a los aspectos personales de todos, principales como secundarios. Aquí los crímenes pasan a un segundo plano para dar paso a tramas que siguen siendo interesantes pero que se alejan de lo que hemos venido a buscar.
Y una vez más, esto no es un thriller como tal, es una novela negra al más puro estilo de las telenovelas mezcladas con las películas palomeras de una tarde de domingo. Digeribles y olvidables.
No diré que es una novela “trepidante” ni “envolvente” para no caer en el cliché de quienes creen que con escribir esas palabras en sus reseñas cree que todo el mundo comprará la novela, porque no es así, pero sí puedo afirmar que Indira, a pesar de su final es de las pocas novelas que logran sacarme unas carcajadas por la naturalidad con las que el autor escribe ciertas escenas que en un primer momento deberían ser de tensión dramática. Esto, claro, sin olvidar que la carga dramática está presente desde la mitad de libro hasta el final, donde el giro de la historia fue tan abrumador que me dejó desconcertada.
Sin quitar mérito nunca a quienes se dedican a este hermoso arte de la escritura, observo y concluyo que ya nadie piensa en los lectores que llevan años leyendo este género: que ya no importa traer un buen thriller o novela negra, que ya lo único que importa es la vida sexual del poli protagonista, el morbo de leer cómo devoran un cuerpo en vida, y muchos otros “tropos” que te dejan pensando si de verdad vale la pena leer novelas “trepidantes” solo para desconectar y pasar al siguiente libro o releerte aquellos libros policiacos “de los de antes” o, mejor, no leer nada.
Y ojo, me gusta el estilo de Santiago Díaz. Es de los pocos autores de este tiempo en el que su humor y su sencillez narrativa me creo y le compro sin pensar en las consecuencias.
PD: Esta es solo mi opinión, no me hagan mucho caso. Lean la novela: gócenla u ódienla, entreténganse y olvídenla si quieren. O tal vez no.