Fue (...) la contaminación de su confianza en las personas lo que se convirtió en una fuente tan persistente de dolor que casi hizo mi vida insostenible.
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Fue (...) la contaminación de su confianza en las personas lo que se convirtió en una fuente tan persistente de dolor que casi hizo mi vida insostenible.
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Existe la palabra «marginados», que denota a los infelices, a los fracasados y a los descarriados en la sociedad humana; pero yo creo que lo soy desde el momento en que nací. Por eso, cuando me cruzo con alguien calificado de «marginado», de inmediato siento afecto por él. Un afecto que llena todo mi cuerpo de un arrobamiento de ternura.
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Mas, si pueden seguir viviendo sin matar o volverse locos, interesados por los partidos políticos y sin perder la esperanza, ¿se puede llamar a esto sufrimiento?
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Siempre me persigue un aura de oscura turbiedad, de marginado sospechoso.
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La persona a quien uno ayuda no se puede ni imaginar lo difícil que es la tarea.
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Mas, si pueden seguir viviendo sin matar o volverse locos, interesados por los partidos políticos y sin perder la esperanza, ¿se puede llamar a esto sufrimiento? Con su egoísmo, convencidos de que así deben ser las cosas, sin haber dudado jamás de sí mismos. Si este es el caso, el sufrimiento es muy llevadero. Quizá así sea el ser humano, y esto es lo máximo que podamos esperar de él. No lo sé...
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[...] este carácter innato es una condición esencial para que le ser humano sobreviva. Al pensarlo, perdía cualquier esperanza sobre la humanidad. Siempre me había dado miedo la gente y, debido a mi falta de confianza en mi habilidad de hablar o actuar como un ser humano, mantuve mis agonías solitarias encerradas en el pecho y mi melancolía e inquietud ocultas [...] |
Quizá, en el fondo de mi corazón, se había incrementado el miedo ante el ser humano, pero era capaz de representar el papel elegido con creciente soltura.
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Las personas se engañan unas a otras del modo más natural y, sorprendentemente, sin resultar lastimadas. Parecen no darse ni cuenta de la superchería. Creo que su vida está llena de ejemplos nítidos, puros y claros de desconfianza. No obstante, a nadie parece preocuparle este intercambio de falsedades.
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Los cobardes temen hasta la felicidad. Puede herirse incluso con el algodón. A veces, hasta la felicidad les hiere.
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Gregorio Samsa es un ...