Cuando apuestas tu alma, ganas o pierdes, nunca vuelves a ser el mismo.
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Cuando apuestas tu alma, ganas o pierdes, nunca vuelves a ser el mismo.
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Y quién soy yo para juzgar al diablo en el que crees, si yo también creo en él.
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Cada uno camina en su propio infierno y pocos se arriesgan para apagar el de los demás.
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No hay hilo invisible más resistente que el que une a una persona con otra que le hizo daño.
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El mismo puzle para distintas personas tiene el mismo final, pero la pieza que hace que todo cobre sentido nunca es la misma para cada uno de los que tratan de resolverlo.
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Todos lucharíamos si nos quisiesen cambiar a la fuerza, ¿no cree?
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La soledad es el único demonio que crece cada minuto que pasas con él.
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Pero ¿cómo ver el fuego de otra persona una vez que tú estás en llamas?
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Nos caemos cientos de veces en la vida y, aunque no lo sepamos desde un inicio, algunas veces solo son impulsos para volar.
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La vida va de jugar a un juego del que no conocemos las reglas.
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¿Cuántos hijos tiene Javier Castillo?