Tea Rooms

Luisa Carnés escribió, con un enorme talento, este libro en 1932.
Nos cuenta como suceden las vidas de unas mujeres que trabajan en una céntrica pastelería en el agitado Madrid de los años treinta.
Plasma unas vidas crudas, reales, transparentes. Es lo que había.

Era amargo ser mujer y obrera en esos años en la capital. Peor era no tener un trabajo “digno” de la mañana a la noche por tres pesetas, ¿o quizás no? Habría que pensarlo bien.

Estas mujeres de tacones torcidos arañan el corazón, todas. ¡Puñeteras clases sociales!

¡Cuánto callar hermanas de tacón torcido, cuánto callar!

Luisa, te invisibilizaron. Por moderna, por contar verdades.

Qué placer descubrir a una autora de la talla de Luisa Carnés, y qué indignación se fuecociendo en mi interior a medida que leía el libro. No aguantando la curiosidad, a las pocas páginas de empezar el libro me pongo a investigar sobre ella y me pregunto por qué no se le dedicó tiempo en mis clases de literatura, por qué la crítica no la reconoció, por qué no he sabido de ella hasta ahora. La editorial hoja de lata nos ofrece la oportunidad de leer algunas de sus obras, que ansío seguir conociendo.
Esta novela se publicó en los años 30, y está contextualizada en un Madrid convulso. La autora nos acerca a la realidad social de las mujeres trabajadoras, pero sobre todo, a la forma como piensa y siente Matilde, una mujer de mirada crítica, atenta a las condiciones de vida de las mujeres y de la clase obrera en general. Las injusticias derivadas de las oportunidades que unos y otros tienen en esta vida (“la linea divisoria trazada entre quienes usan la escalera interior y los que usan el ascensor”) constituyen el eje desde el que se presentan las vidas de las mujeres que trabajan en este salón de té por el que se suceden personajes diversos con historias que sirven de excusa a Luisa Carnés para posicionarse claramente acerca de su visión del mundo. No esconde su preferencia por una mujer independiente, lejos del yugo y los dictados de una sociedad patriarcal, como tampoco oculta su rechazo al sistema capitalista y al fascismo. Todo ello nos muestra a una autora valiente, que habla de forma clara, con un lenguaje directo y efectivo, en una narración ágil, de la que no e he podido despegar. El libro va a cumplir cien años y, sin embargo, yo tengo la impresión de que relata algo familiar y contemporáneo.
Os dejo con una imagen del libro a la que no le he di sentido en el momento y que me maravilla ahora: la del vestido rosa que se cae y se deja en el suelo…

Desde la cotidianeidad de un variado grupo de mujeres que trabajan en un salón de té madrileño de los años treinta, Luisa Carnés va tejiendo una historia en apariencia simple que, sin embargo, acaba por convertirse en todo un manifiesto de clase proletaria, un retrato fiel de la situación de la mujer de la época que necesita con urgencia de un cambio social.
Un grito a la desaparición de clases, a la revolución femenina, a la igualdad de derechos de una sociedad que parece tener los días contados y en la desgraciadamente seguimos moviéndonos casi un siglo después.

Es una obra moderna como las protagonistas que en ella aparecen. Matilde, que es la protagonista (aunque en realidad es una mera observadora), comienza a trabajar en un salón de té para poder llevar un mínimo sustento a su casa y a su familia. Se observa las duras condiciones de vida de los pobres, como son oprimidos y las consecuencias que ello tiene no solo en la economía también en la forma de pensar y de actuar. Es un entorno violento y desolador que no impide al lector sentir ternura por las trabajadoras y desagrado hacia los privilegiados.

Un poco liosa al principio, hay que leerla con atención para saber qué personaje habla.

Cómo me gusta que la literatura me siga enseñando que, pese a conocer cada vez más autores/as y obras, el espacio en el que crecer leyendo sigue siendo inabarcable y el espacio en el que alimentar el prejuicio, es cada vez menor. Cuando veía por Instagram este libro y la cantidad de críticas positivas que tenía, pensaba que quizá no sería para tanto. Teniendo en cuenta que claro, como no suele interesarme la literatura española de primera mitad del siglo XX, esta obra no entraría dentro de mis intereses.

Todo lo contrario. Me alegro mucho de haber podido conocer la historia de Luisa Carnés, que muy acertadamente viene en forma de epílogo al final del libro. Precisamente ese es uno de los atractivos del libro, confías en que aún quedan bastantes páginas para el fin de la historia y, de repente, se acaba y no terminas de creértelo porque quieres más.

Tea Rooms nos introduce en un madrileño salón de té de los años 30, en el que empezará a trabajar Matilde, la protagonista, una chica de familia humilde (entendiendo en esos años humildad como pobreza sobrellevada con toda la dignidad posible).

Híbrido entre una novela de crítica social y una novela de personajes, Carnés encuentra en ese equilibrio la clave para conquistar al lector, que quedará atrapado por completo en las paredes de ese salón donde transcurren las vidas de unas mujeres que, cada una su manera, luchan a veces por escapar y otras por permanecer suspendidas en el hilo de un sistema que se va desmembrando.

Carnés utiliza magníficamente la figura de estas chicas que pasan prácticamente todo el día trabajando para hacer una crítica implacable, aunque escrita de forma muy elegante, de las condiciones laborales y sociales en las que se encontraban la gran mayoría de trabajadores, en unos años donde el ambiente ya se iba caldeando. El humo de las huelgas y el descontento ya prefiguraba el fuego de la cada vez más cercana contienda.

Es un texto cargado de descripciones psicológicas, con un uso del lenguaje esbelto, elaborado y maduro, sin que ello suponga la pérdida de las virtudes de la historia, cuya gran belleza reside en su sencillez y en su aplomo.
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Últimamente solo hablo de libros-compañeros. Lo vuelvo a hacer ahora, feliz, con Luisa Carnés.

Cuando empecé este libro tuve que releer varias veces las primeras páginas hasta darme cuenta de que la actitud con la que entraba a leerlo no era la adecuada. Entraba esperando que se me contara algo cuando la dirección debía darse al contrario: no de la historia a mí, sino de mí hacia la historia.

Una vez fui consciente de esto, todo fluyó: empecé a conocer el salón de té alrededor del cual gira la historia, a las mujeres trabajadoras que la protagonizan, empecé a indagar en sus quejas, dudas, miedos. A mirar con sus ojos, especialmente con los de Matilde, pero también con los de Antonia, Felisa, Marta, Trini, Laurita o Paca. Fui conociendo lo que pensaban a través de sus diálogos, y eso fue suficiente para que al acabar el libro me quedara con las mismas preguntas con las que nos quedamos todas las que encontramos el momento de acercarnos a Carnés: ¿por qué no la he conocido hasta ahora? ¿Cómo es posible que esta novela se haya escrito en 1933? Una novela que critica abiertamente los abusos contra las mujeres, contra la clase obrera.

Matilde es consciente de que la sociedad ha estado siempre dividida «en dos mitades: los que utilizan el ascensor o la escalera principal, y los «otros», los de la escalera de servicio». Esta historia se narra desde esta última, desde cada escenario que pisan las trabajadoras: la cabina en la que se cambian para entrar a su turno, el mostrador desde el que atienden, las calles que recorren una y otra vez para encontrar trabajo, el cajón al que se suben para hablar de sus derechos. Este libro habla sobre la toma paulatina de conciencia de clase, sobre cada violencia que sufren sus protagonistas en tanto que trabajadoras y mujeres.

Esta novela es discurso y es mirada. Discurso porque toda ella desborda denuncia, cuestionamiento. Mirada porque se bebe de la impresión, haciendo que Tea Rooms esté a caballo entre la novela y el teatro, mirada porque aquí lo fundamental es el lugar desde el que se observa.

No sé cuándo será oída nuestra voz, pero la tuya, Luisa, se está escuchando fuerte. ❤

¿Por qué no me hablaron de Luisa Carnés en el colegio ni el instituto?
Su obra se enmarca dentro de la generación del 27; dentro de Las Sinsombrero es una de las escritoras menos reconocidas cuya voz está siendo recuperada gracias a la reedición de algunas de sus obras por la editorial hojadelata (gracias y mil gracias a las editoriales independientes).

Mujeres trabajadoras en un salón de té del Madrid de los años 30 con diferentes edades y circunstancias vitales, personajes (aunque reales) por las que no siempre hay interés en centrarse en las novelas.
Tea Rooms sirve de crítica al patriarcado y al capitalismo y no puede entenderse al completo sin conocer a Luisa Carnés: Mujer obrera y autodidacta, vivió en su propia carne experiencias que relata en el libro ya que trabajó en un salón de té en su niñez. Tras su labor como escritora y periodista militante (republicana y comunista) en España se exilió a México al inicio del franquismo.

En este libro (a través de mujeres como Laura, Marta y Matilde) cobra una gran importancia la situación y el acceso al sistema laboral donde deja claro que en vez de servir como vía de independencia supuso para ellas una nueva forma de subordinación (al patrón). “La obligación de contribuir de por vida al placer ajeno, o la sumisión absoluta al patrono o al jefe inmediato. de una o de otra forma, la humillación, la sumisión al marido o al amo expoliador”.

Huelgas, manifestaciones y sindicalismo contra “Un hambre de toda la vida (…) sentida a través de varias generaciones de antecesores (…)” "Diez horas, cansancio, tres pesetas”.
Como posiblemente diría Luisa Carnés: Destruir para edificar.

No puedo mencionar otros temas que se abordan en a lo largo de la lectura porque sería hacer spoiler, pero me quito el sombrero ante Luisa Carnés por tener la habilidad de llevarnos de la mano y ponernos de frente a la situación de las mujeres obreras de su época y ser capaz de tejer puentes entre ellas y las que hoy compartimos época.

Tea rooms. Mujeres obreras forma parte del loable esfuerzo de la editorial asturiana Hoja de Lata para rescatar del olvido a Luisa Carnés, autora sinsombrero de la Generación del 27.

Desde el contraste en el propio título entre los lujosos "tea rooms" y esas "mujeres obreras" que trabajaban en ellos en condiciones deplorables, el libro denuncia el clasismo que separaba a quienes podían usar el ascensor y quienes debían utilizar la escalera de servicio.

La autora entrelaza las historias de varios personajes que coinciden en uno de esos salones de té, entre los que destaca el de la idealista Matilde. A través de ella, la obra se cuestiona las expectativas de clase y género que lastraban por partida doble a las mujeres. A destacar, los temas modernos como el aborto, el acoso sexual o la explotación laboral que aborda sin tapujos.

Recomiendo sin duda este libro, por la honesta y cercana mirada que dirige sobre cómo misoginia y clasismo se daban (dan) la mano para condenar a las mujeres a la desesperanza y la pobreza, y porque Luisa Carnés se merece el reconocimiento en la literatura española que le ha sido negado durante demasiado tiempo.
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Un libro escrito en 1934 que dice verdades tan grandes como puños y que muestra una realidad tan presente que cuesta creer que en más de medio siglo no hayamos avanzado casi nada en algunos aspectos.

Luisa Carnés nos brinda una novela en la que usa la narración para representar la realidad social de las mujeres a principios del siglo XX. Tomando como protagonistas a las trabajadoras de un salón de té y con tintes autobiográficos, Luisa nos relata el día a día de estas mujeres en los años previos a la guerra civil española. Nos encontramos con unas trabajadoras muy variopintas, con unas situaciones personales muy complicadas pero que muestran la realidad de la época. Entre esos temas destacamos la hambruna, la explotación laboral, la pobreza, el acoso sexual por parte de jefes, el aborto ilegal, la prostitución, etc.

Al principio me costó conectar con el estilo narrativo de la autora. No lograba engancharme a la historia y me estaba resultando un poco insulsa. Pero hacia la mitad del libro, la autora comienza a exponer los problemas sociales de las clases más oprimidas enlazándolos con las vidas de las empleadas y lanza cada «zasca», que ya me gustaría a mí que esta mujer se dedicara a la política actualmente.

En resumen, un librazo que pone de manifiesto la opresión de muchas mujeres obreras y que deja en evidencia un sistema clasista en el que los privilegios solo están al alcance de unos pocos. Sinceramente, me pregunto por qué este libro no se lee en los institutos siendo autora de la Generación del 27.
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Matilde es una joven de familia humilde que comienza a trabajar en un salón de té en el Madrid de los años 30. En este salón trabajan juntas distintas mujeres de diferentes personalidades y contextos pero con situaciones similares, cogiendo también bastante protagonismo Antonia, que lleva años trabajando allí y Laurita, sobrina del dueño y con una forma de vida más "moderna".

Aunque las vamos conociendo a todas con más o menos intensidad y cuente con un narrador omnisciente, es Matilde la que coge la voz de la historia. de todas, es la que parece tener un pensamiento más revolucionario y reflexiona sobre las injusticias que se producen por clase social y por género y que parece coincidir con las ideas de la autora. No obstante, el papel de estas mujeres en las huelgas y reivindicaciones parece ser el de permanecer callada y esperar la decisión de los hombres.

Es una novela breve que empieza con un ritmo pausado, describiendo el lugar y los personajes a modo de introducción y cuando ya está todo colocado en su sitio comienza a desarrollarse todo con más ritmo, terminando con unas páginas que me han encantado.

Lo más interesante de esta edición es el posfacio que incluye la editorial, explicando la biografía de la autora, Luisa Carnés, y que nos permite ver cómo su vida pudo influir su obra. Una autora no tan conocida de la generación del 27 pero que una vez leída esta novela, considero importante para aproximarse a cierta parte de la historia.