Novela breve, que más parece un cuento largo, de título no muy motivante y algunas reflexiones innecesarias. Quizás se entendería mejor si conociera más el contexto de la posguerra italiana, pero prefiero al Calvino fantasioso y atemporal de los otros libros que le he leído. Hay algo de ribeyriano, en las frustraciones de un intento condenado al fracaso, que es el centro del libro. Muy en la onda de Los geniecillos dominicales, uno va recorriendo las desgracias y frustraciones de Quinto (una versión italiana de Ludo Tótem), aunque como en la referida novela peruana, creo que falta que la historia llegue a cuajar. Sé que suena a exageración esto último, pero no olvidemos que ambos escritores eran muy amigos e incluso Ribeyro le tenía tanta confianza que lo colocó como referencia a contactar cuando postuló a una beca en Estados Unidos la que, por supuesto, tuvo un éxito similar al de la hermanos Anfossi.
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