El mundo entero parecía estar acallado y en calma, y yo quería ser el mundo y sentirme de esa manera.
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El mundo entero parecía estar acallado y en calma, y yo quería ser el mundo y sentirme de esa manera.
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Sentir lástima por mí mismo era como un arte. Creo que a parte de mí le gustaba hacer eso.
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Pensé que podía ser una gran cosa ser aire. Podría ser algo y nada a la vez. Podría ser necesario y también invisible. Todos me necesitarian y nadie sería capaz de verme
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El problema con mi vida era que se le había ocurrido a alguien más
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Apuesto a que puedes encontrar todos los misterios del universo en la mano de alguien.
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—En tu sueño. Me estabas buscando. —Siempre te estoy buscando -susurre. |
—Algun día descubriré los secretos del universo. —¿Que vas a hacer con todos esos secretos, Dante? —Yo sabré que hacer con ellos -dijo- Quizás cambiar el mundo |
¿Por qué sonreímos? ¿Por qué reímos? ¿Por qué nos sentimos solos? ¿Por qué estamos tristes y confundidos? ¿Por qué leemos poesía? ¿Por qué lloramos cuando vemos una pintura? ¿Por qué sentimos vergüenza? ¿Que es esa cosa en las entrañas llamadas «deseos»?
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"El último año. Y luego la vida. Quizá así funcionaba. La prepa era sólo un prólogo a la novela de verdad. A todos les tocaba escribirte... Pero cuando te graduabas, te tocaba escribirte a ti mismo. En la graduación te tocaba juntar las plumas de tu maestro y de tus papás, y te dan tu propia pluma. Y podrías hacer toda la escritura. Sí. ¿No sería estupendo?" Benjamín Alire Sáenz, Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo*. Planeta, Ciudad de México, 2015, p. 308. |
"-Dante es mi amigo. Quería decirles que nunca había tenido un amigo, nunca, no uno de verdad. Hasta Dante. Quería decirles que nunca supe que existía gente como Dante en el mundo, gente que miraba a las estrellas, y conocía los misterios del agua, y conocía lo sufficiente para saber que los pájaros pertenecían a los cielos y no estaban hechos para ser derribados de sus gráciles vuelos por chicos crueles y estúpidos. Quería decirles que él había cambiado mi vida y que nunca volvería ser el mismo, jamás. Y que de alguna manera, se sentía como que si fuera Dante el que me había salvado la vida y no al revés. Quería decirles que era el primer ser humano aparte de mi madre que alguna vez me hiciera querer hablar de las cosas que me daban miedo. Quería decirles tantas cosas, pero no tenía las palabras. Así que sólo repetí estúpidamente: -Dante es mi amigo:" Benjamín Alire Sáenz, Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo*. Planeta, Ciudad de México, 2015, p. 282. |
Manolito ...