[...] Ahora pienso en El Paso todo el tiempo. Y pienso en ti. Siempre tuyo. Dante. |
[...] Ahora pienso en El Paso todo el tiempo. Y pienso en ti. Siempre tuyo. Dante. |
El problema con tratar con ganas de no pensar en algo es que pensaba en eso incluso más.
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—Amo nadar —volvió a decir. Se quedó callado un ratito. Y luego dijo—: Amo nadar... Y a ti.
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Y me pregunté cómo se vería mi papá cuando tenía me edad. Mi mamá me había dicho que era hermoso. Me pregunté si era tan bello como Dante. Y me pregunté por qué pensé eso.
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Yo era más duro que Dante. Creo que había tratado de esconderle esa dureza porque había querido agradecerle. Pero ahora lo sabía. Que yo era duro. Y quizás eso estaba bien. Quizás le podría gustar el hecho de que yo fuera duro así como a mí me gustaba el hecho de que él no fuera duro.
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Es a tarde aprendí dos palabras nuevas. «Inescrutable» y «amigo». Las palabras eran distintas cuando vivían en tu interior. |
“Uno de los secretos del universo era que nuestros instintos eran a veces más fuertes que nuestras mentes.”
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Me parecía que la cara de Dante era un mapa del mundo. Un mundo sin oscuridad.
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Quizás todos aman de manera diferente. Quizás eso es todo lo que importa.
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Así que me llamé Ari. Si cambiaba la letra, me llamaba Aire, pensé que sería algo grandioso ser el aire. Podría ser algo y nada al mismo tiempo. Podría ser necesario y también invisible. Todos me necesitarían y nadie podría verme.
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Manolito ...