Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo de Benjamin Alire Saenz
Yo era más duro que Dante. Creo que había tratado de esconderle esa dureza porque había querido agradecerle. Pero ahora lo sabía. Que yo era duro. Y quizás eso estaba bien. Quizás le podría gustar el hecho de que yo fuera duro así como a mí me gustaba el hecho de que él no fuera duro.
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