Que alguien te quiera como yo no he sabido. Que el mundo sea tuyo. Que no te acuerdes de mí jamás. Pero quédate con las canciones, ¿vale? Y si puedes… perdóname porque el amor me venga grande.
|
Que alguien te quiera como yo no he sabido. Que el mundo sea tuyo. Que no te acuerdes de mí jamás. Pero quédate con las canciones, ¿vale? Y si puedes… perdóname porque el amor me venga grande.
|
Sabía que a veces se necesita romper con alguien cuando aún lo quieres, pero no estaba preparada para decidir, de mutuo acuerdo, que aquel amor no sería suficiente antes de sentirlo en su plenitud.
|
—Nunca te tuve de verdad. —Sonrió triste—. No tengo nada que dar a cambio. Y te tengo que dejar marchar. Porque es la única manera de saber quererte bien.
|
Fingir que solo éramos amigos era imposible. Hasta para mí era evidente que en cada pestañeo salían despedidos de mis ojos, en forma de polvo brillante, puñados de esperanza.
|
Como si ese «nosotros» no fuera una bonita mentira que tentaba, como lo hacen las adicciones, a creer que a la larga no nos haría daño. Ese nosotros existía, por supuesto, pero, como los fantasmas o la magia, si no creíamos en él terminaría desapareciendo.
|
Nos educan como si pudiéramos cuidar de todo el mundo sin cuidarnos a nosotros mismos, aunque eso sea una contradicción en sí misma. Sin un «yo» es imposible un «nosotros».
|
No dejes que nadie te haga creer que lo que no eres es más importante que lo que sí.
|
Qué pena que la magia no exista si uno no cree en ella… y que se necesiten dos para creer en el amor.
|
—Es una pena que no podamos querernos —le dije—. Porque nos queremos muy bonito. —Sí. Tú y yo haríamos poesía. |
Nunca se encuentra en lo nuevo la calidez del hogar, aunque el hogar esté en llamas y en riesgo de derrumbe. Por eso deberíamos aprender que el único hogar está allá donde nos lata el corazón.
|
Manolito ...