Invierno

Me he entregado a la belleza del bosque más profundo, del paisaje nevado y el absoluto silencio, solo sorprendido por algún animal intentando escabullirse. El goce hipnótico de los copos cayendo como pequeñas plumas.

«Invierno» es la historia de Rick Bass y su mujer, que se mudan al valle del Yaak, en Montana, un lugar alejado y salvaje. El autor narra, a modo de diario, cómo se van adaptando a esta nueva vida, la relación con los pocos vecinos de la zona y, sobre todo, cómo esperan deseosos el inicio del invierno.

Pensamos a priori que la vida en un lugar tan extremo no es tarea nada fácil. Pero Rick y su mujer quedan embriagados con la inmensidad de la naturaleza que los rodea, que los empequeñece de alguna forma para hacerlos todavía más humanos, más conscientes del lugar que ocupan en el mundo. Cualquier dificultad es tomada con total naturalidad como parte de esa preparación de cara al invierno más crudo. Nada les hace rendirse en las noches más oscuras pues, como el propio Rick dice, «la luz no es nada sin oscuridad que la defina». El calor del fuego en el invernadero, de fondo el crepitar de la madera mientras arde, es el premio que recibe Rick en los momentos de recogimiento en los que escribe.

El ritmo narrativo es pausado en un texto donde el autor nos habla de lo doméstico, de la solemnidad nívea que lo rodea y, como esa naturaleza que se le antoja mágica, nos sorprende con fragmentos de gran belleza poética. Es como si Rick, en ese aislamiento que invita a la introspección, encontrase también la palabra.

Vivir en el valle es aislarse por convicción. Es también establecer relaciones a través de los actos y los silencios. Las palabras se miden evaluando el desgaste de energía, sopesando que, a veces, la brevedad es más que suficiente para entenderse.

Cada vez busco más libros como este entre mis lecturas, en los que buscar amparo en la naturaleza, donde el silencio invita a la reflexión. Qué regalo nos hace Errata Naturae con publicaciones así.

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No la considero una novela como tal. Parece un diario donde el mismo escritor va contando sus vivencias cuando su pareja y él se fueron a vivir a Canadá. Se preparan para un duro invierno. Una vida lenta y aburrida a veces pero con la naturaleza también como compañera de batalla.
Transmite calma, frío, mucho frío. No hay acción ni giros inesperados. El tema principal es su día a día y lo que tanto repite; cortar leña para el duro invierno.
He sentido una pequeña envidia al imaginar ese sitio tan salvaje, la naturaleza, los animales que veía a diario. El frió y la tranquilidad que transmite. Es imposible no explicarlo mejor; El invierno ☃️🥶.
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Qué impresionante debe ser estar ahí, en ese valle perdido de Montana, sentirse parte de él, viendo cada mañana esos paisajes, sin tan siquiera electricidad, tú solo con la naturaleza. Ojalá todo el libro hubiera sido así, como estas frases que me transportaron allí, entre ciervos, alces, urogallos y animales salvajes y me hicieron sentir esa sensación de soledad y libertad.

Es la primera vez que leo un libro de este tipo, nature writing le llaman, y quizá yo me imaginé que era otra cosa. Algo más intimo, más profundo... siendo un diario personal me habría gustado conocer más a fondo cómo va cambiando la vida de Rick y su forma de pensar al integrarse así en la naturaleza. Porque el cambio es radical, pero yo apenas lo he notado más que en algunos párrafos. Con esa portada tan sugerente y la preciosa edición de Errata Naturae me llamó la atención desde que lo vi y puede que hayan sido esas expectativas que yo misma me creé las que me hayan hecho quedar un poco decepcionada. Me ha sabido a poco. Realmente algunas frases y fragmentos son muy buenos, pero justo cuando me estaba metiendo en ese bosque nevado, en ese ambiente de soledad y silencio el autor me vuelve a hablar de lo bien que arde la madera de alerce y de su motosierra y claro, se corta todo. Es que perdía toda la magia de repente y hasta ha llegado a aburrirme en algún momento.

Me da pena porque por lo que estoy viendo está gustando a la mayoría así que debe ser cosa mía o que no he conseguido llegar a conectar con el escritor.

Diario en el que Rick Bass va desgranando sus impresiones y vivencias cotidianas cuando él y su pareja se instalan en el Valle de Yaak, en Montana tocando a Canadá, donde se tienen que aclimatar al duro invierno y al carácter de sus habitantes. El protagonista se prepara para el invierno (y también para iniciar un viaje interior mientras dure), mediante la escucha y la aceptación de los tiempos de la naturaleza, con una vida austera y minimalista, lenta y aburrida a veces, pero repleta de rituales y placeres sencillos acompasados con el ritmo de la naturaleza.

Me ha gustado leerlo despacito, sin prisas, tres o cuatro días del diario cada día mío. Quería disfrutarlo y hacerlo durar. Me ha transmitido calma, reposo, modo avión, mantita calentita y ratito para mí después de la cena. Me encanta su ironía, cómo describe líricamente la naturaleza vegetal y humana, su carácter reflexivo y observador y las verdades sobre la vida que encuentra entre capas de nieve y montañas de leña. Es un libro que da calorcito por dentro, de constante gratitud, a pesar de estar envuelto por tan bajas temperaturas.

A finales de los 80 del siglo XX el autor con su esposa se trasladan desde el sur de los EEUU al estado de Montana, casi en la frontera con Canadá, en un valle habitado por apenas 30 personas, donde no llega la electricidad, en una época en la que no existían los teléfonos móviles y se utilizaban radios de onda corta para comunicarse con los vecinos y afrontar posibles emergencias. Y todo ello en una zona donde en invierno se podían alcanzar temperaturas de 30 grados bajo cero con sensaciones térmicas de 60 grados bajo cero.

El libro está estructurado en forma de diario que transcurre a lo largo del primer invierno vivido por el protagonista rodeado de naturaleza agreste. Se habla tanto de los aspectos prácticos que supone sobrevivir en medio de tantas dificultades como de las relaciones con los vecinos y las sensaciones vitales que provoca un cambio de tal envergadura en la vida de una persona corriente. Interesante.

Este diario de vida es un gran ejemplo de que leer otros géneros diferentes a la novela siempre es enriquecedor e interesante. Es verdad que a veces puede ser un poco monótono, ya que se trata de la vida misma, y sobre eso el autor poco puede inventarse. No obstante, Rick Bass es un gran narrador, y hace de su diario una obra maestra.

Rick es escritor, y su pareja, Elizabeth, es pintora, lo que se traduce en que no tienen demasiados ingresos económicos a lo largo del año. Por eso, su primera idea es alquilar una casita donde poder hacer su trabajo, sin tener demasiados gastos.

La primera parte del libro nos relata cómo encontraron la casa de sus sueños, en un paraje único. Una vez instalados, Rick y su esposa deben prepararse para el invierno, esa cruel estación de la que tanto hablan los pocos aldeanos con los que se encuentran en sus primeros meses viviendo en Yaak. al parecer, si la casa y sus habitantes no están lo suficientemente preparados para la llegada del terrible invierno, no tendrán nada que hacer. Rick quiere ser uno más de estos personajes que se va encontrando y que viven unos de otros a más de treinta kilómetros de distancia. Por eso comienza a adecentar la casa, y a acumular toda la leña que puede.

¿Conseguirán sobrevivir a la peor estación de año en aquel pueblecito que no puede estar más al norte? Os invito a averiguarlo a través de una aventura real, con hermosas descripciones e interesantes personajes.

Este libro es un canto al invierno, un homenaje en forma de letras dando lugar a frases con acertadísimas descripciones de lo que realmente es "el invierno"; nos transporta de vuelta a esos momentos de nuestras vidas (para los que los hayamos vivido) en que vimos la nieve caer por vez primera, en que el silencio de la quietud de la soledad de la montaña tapizada de blanco nos caló por primera vez, en que el frío extremo se puede llegar a agradecer con cada inhalación de un aire que es imposiblemente (ojo, que puede que el término no exista) más puro...

Para aquellos a los que nos gusta el invierno, entendemos leyendo al autor de este libro que él también lo ama, pues es imposible explicarlo como él lo hace si no lo conoces y amas así.

Es no obstante un libro descriptivo, ¿un diario?, desde luego no una novela... y no trae consigo acción, suspense o magia, pues leerlo es (¡tal cual!) como contemplar nevar a través de la ventana.

El autor se muda al valle de Yaak, en medio del bosque, en donde nos irá narrando diariamente su nueva vida allí. Apareceran personajes peculiares que harán de la historia algo más personal y entrañable. Ya que estos personajes han dejado atrás su vida en la ciudad, al igual que el autor, para vivir tranquilamente alejados del bochorno del mundo moderno.

Me han gustado mucho la relación que entabla con los demás habitantes del valle, ya que se acaban ayudando cuando llega al invierno y se protegen unos a otros.

El libro tiene un estilo tranquilo y ameno. Es verdad que es un diario, por lo que, lo recomiendo como un libro para leer poco a poco. Para desconectar y adentrarte en el valle nevado que nos describe con tanto cariño y precaución el autor.

Es un libro que he disfrutado mucho. Me ha gustado la forma en que narra y la sensación que te deja cuando lo estas leyendo: es como estar en esa cabaña en medio de la nada y respirando tranquilidad constantemente.

También te hace reflexionar sobre el tipo de vida que llevas y sobre esa nueva vida que podrías tener en un lugar como el valle Yaak.

Recomiendo el libro por la característica de ser un diario, ya que te permite leerlo a ratos y no perder el hilo de la historia. Es un libro que habla de la naturaleza y del impacto que tenemos sobre ella. Así que, si estas buscando un libro actual y que trate como tema principal la naturaleza, esta es una buena oportunidad para leerlo.
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Cierto sentimiento de decepción el que me deja este libro. Es un diario del autor donde relata el día a día de su estancia en un frío y remoto lugar ubicado en Montana, cerca de la frontera de Estados Unidos y Canadá, y perdido entre las montañas. Bass deja atrás su vida de urbanita y se marcha con su novia a un sitio donde ni siquiera llega la electricidad, y donde cortar leña y sobrevivir a las inclemencias del tiempo se convierte en la principal y casi única obligación. Deberá afrontar la dureza física que supone vivir en un sitio con un invierno extremo, pero también obtendrá la complacencia de abandonar los quebraderos de la vida en la gran ciudad.
Me han faltado cosas. Lo positivo: que Bass sabe transmitir muy bien lo que es el contacto con la naturaleza y la importancia que se le da cuando consigues dejar atrás las habituales preocupaciones de la vida en la urbe. Negativo: poco sabemos acerca de su novia, e igual o menos de la relación entre ambos. El punto de vista es muy personal del autor. Me hubiera gustado conocer más de los otros lugareños, por ejemplo, o ahondar en alguna relación, la interacción entre ellos... Hay muchos días que el resumen es el mismo: cortar y cortar leña. A momentos, todo es demasiado repetitivo, pues ves que la novela no avanza ni va a llegar a ningún lugar en concreto.

Rick Bass y su mujer buscaban un lugar aislado, una tierra de naturaleza extrema, un "retiro de artistas" y lo encontraron en el valle del Yaak, en Montana, un lugar salvaje y mágico donde apenas viven treinta personas y la mayoría de las casas carecen de electricidad y teléfono.

A modo de diario, el autor nos cuenta su experiencia y su proceso de adaptación a este lugar remoto, salvaje y misterioso. Poco a poco va aprendiendo, al igual que el resto de los vecinos, a preparase para la llegada del invierno y las primeras nevadas.

Me ha gustado mucho la forma de escribir del autor, con una narración cargada de descripciones y detalles. Descubriremos la diversa fauna que habita en el valle, como el uapití, el caribú o el urogallo de los que nunca había oído hablar, la variedad de árboles y los diferentes tipos de madera, los paisajes nevados, la forma en la que viven los habitantes del valle, cómo se las arreglan para la llegada del invierno y cómo se las ingenian para sobrevivir a más de treinta grados bajo cero.

Invierno es un libro diferente, especial, quizás único, en el que se habla de naturaleza, de soledad, del frío, de la nieve, del silencio, de atrapasueños, de la vida misma. He echado en falta un carácter más íntimo, profundo y personal en determinados puntos, pero me quedo con todos los momentos de reflexión, de admiración y de emoción frente a la llegada del invierno.

En este libro no hallarás acción ni una gran trama pero sí encontrarás magia y no podrás evitar sentir unas ganas tremendas por escaparte al valle del Yaak, respirar el aire fresco de la montaña, observar sus paisajes nevados, sus árboles centenarios y escuchar los sonidos de la naturaleza, de lo salvaje.
El broche final lo ponen las pequeñas ilustraciones que hay a lo largo del libro hechas por la mujer del autor, Elizabeth.

Sin duda, yo me quedo con ganas de más libros salvajes, de naturaleza y paisajes nevados.
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