Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto.
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Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto.
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No queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y en este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final.
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Era 1861. Flaubert estaba acabando Salammbó, la luz eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra cuyo final no vería.
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Mil veces buscó ojos de ella y mil veces ella encontró los suyos.
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Para vivir, Hervé Joncour compraba y vendía gusanos de seda.
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Es un dolor extraño. Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca
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Ni siquiera llegué a oír nunca su voz. Es un dolor extraño. Morir de nostalgia por algo que no vivirás |
Hay personas que contemplan su destino de la misma forma en que la mayoría acostumbra contemplar un día de lluvia.
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Baldabiou decia que venian de Paris a hacer el amor con Madame Blanche, al volver ostentaban en la solapa flores azules, las mismas que ella usaba como anillos en los dedos,
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Se movia siempre en una burbuja de vacio. Como si un precepto tacito le ordenara al mundo dejarlo solo
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¿Quién escribió la saga?