Antes de empezar me gustaría señalar, al igual que hice en el primer libro de esta saga, que esta crítica se realiza después de haber leído la trilogía completa, y para mi esto hace mucha diferencia.
En este libro continuamos con la aventura de Alina, la protagonista. Ya con el amuleto del ciervo, ahora se encuentra ante la posibilidad de un nuevo amuleto que potencie sus poderes. Pero el libro no se queda solo en eso, ya que esto se resuelve casi al inicio de la obra. En el resto del libro podremos comprobar como Alina pretende descubrir más la capacidad de su poder y se ve envuelta en nuevo cargo en lo que se refiere a su relación con los grisha.
En relación con su relación con Mal, podría decirse que tiene muchos altibajos y, sinceramente este proceso me llega a cansar un poco, me parece algo repetitivo.
Diría que el contenido de este libro se acerca más a una lucha directa por el poder. En esta segunda parte conoceremos a un personaje muy relevante, y que personalmente me encantó, por su forma de ser, de hablar y comportarse, al que considero un personaje muy complejo y simple al mismo tiempo. Diría que fue una motivación extra y casi principal para continuar con el tercer libro.
Ha pasado algo de tiempo y no recuerdo todos los aspectos principales de este libro, por lo que hablaré un poco en general. Aparecen personajes importantes para el último libro. La mayor parte de la historia se desarrolla en torno al palacio, a la familia real y el poder de gobernar.
La parte más cómica y divertida, para mi, fueron los momentos en los que aparecía Nikolai, para mi este personaje aligeraba mucho la obra y me divertía mucho.
Hablando del final, he de admitir que fue inesperado y me sorprendió.
Lo recomiendo al 100%, y si te gusto el primero dudo que no caigas en el segundo.
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