Orgasmo no era alcanzar el placer, también significaba alcanzar cierto sosiego.
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Orgasmo no era alcanzar el placer, también significaba alcanzar cierto sosiego.
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Hoy voy a hacerme daño. Me sumergiré en el dolor hasta que el pasado desaparezca y solo exista el ahora. Es la única manera de sobrevivir.
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No merecía que nadie lo abrazara. Y menos que nadie, Iskra y Calix. Ellos eran luz y gracia, y él oscuridad y vergüenza.
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No quería que nadie esperara nada de él. Era la única manera de no decepcionarlos.
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Había cometido un error tremendo al bajar la guardia y permitir que Calix e Iskra se colaran en su corazón. Si había sobrevivido cuerdo los últimos años había sido porque no se había permitido forjar amistades y mucho menos hacer algo tan estúpido como enamorarse y dejar que los amigos que no debería tener se volvieran piezas imprescindibles en su vida. Porque eso hacía mucho más doloroso dejarlo todo atrás y desaparecer.
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Solo ella era capaz de comprenderlo incluso mejor que él mismo y anticiparse a sus deseos y sus necesidades.
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Ese hermoso hombre no sólo era rebelde, orgulloso y desafiante. También era un celoso dueño de sus emociones, empecinado en su independencia y remiso a mostrarse vulnerable.
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Uriel le había abierto el corazón y ella lo había aceptado sin reservas en el suyo. Ya no eran simples amantes. Habían ido mucho más allá. Él era suyo, aunque aún no lo supiera.
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Eso a ella no le interesaba en absoluto, no era su amiga ni su amante. Ni quería que lo fuera. Lo único que le interesaba de ella esa noche era su capacidad para martirizarlo con un poco de sexo sucio y agónico que lo ayudara a olvidar. Que lo hiciera sufrir privándolo del placer. Y eso a Avril se le daba de maravilla.
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Apretó el paso dejándolos atrás. En lo que iba de semana había retomado la costumbre de llegar antes que ellos al portal. Aunque en realidad no servía para nada. Némesis en ocasiones dejaba las cartas en el buzón; en otras, las metía por debajo de la puerta, o sobre el felpudo o donde se le ocurriera, motivo por el cual cada vez dormía menos y peor. La incertidumbre de no saber cuándo ni qué recibiría lo mantenía en vela.
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Gregorio Samsa es un ...