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Nines languidece esperando solo a la muerte. Pero sin el coraje suficiente para ir a por ella en persona—

—A veces el silencio dice más que una conversación de horas.

... he comprendido que en la vida las cosas más terribles ocurren en silencio y de manera natural.

La vida es un proceso en continuo movimiento, impredecible.

En casos severos las personas empiezan a sentir una gran confusión en responderse a la pregunta de quiénes son.

[…] mientras somos pequeños tiene más importancia para sobrevivir el ser aceptados; así estamos pronto dispuestos a sacrificar, si las circunstancias lo requieren, nuestra autenticidad.

[…] mirar nuestro dolor, nuestra herida, con paciencia […].

No necesitando y no sintiendo, cosa que no es posible por siempre, consigue temporalmente apartar su dolor, huir de él.

[…] trata de dejar de llamar la atención quedándose encerrada en su habitación.

Solo después de su curación pudo transformar su dolor y adoptar un nuevo significado sobre sí misma y las circunstancias que vivieron sus padres.

[…] aprendemos a sentirnos dignos e importantes por el modo en que nos tratan nuestros cuidadores principales.

Tú eres la que eres porque ella lo hizo bien.

El cariño es la mejor medicina para una niña triste y que se siente sola.

—Mira, yo puedo debatir prácticamente con cualquier persona. Pero de lo que no soy capaz es de convertir en inteligente a alguien que ha decidido ser imbécil.

No tengo nada más que decir, he cerrado los ojos y nos apuntan fusiles, en esta noche más larga, llena de buitres que esperan saciar su hambre con nuestros cuerpos yertos. No puedo más y sueño. Hay una detonación y todo es silencio, silencio, la nada.

Yo, que llevo la voz de la España entera, de los hombres sensibles que caminan buscando el abrazo y el beso, yo, que soy como el tejido de un árbol que tiene ya fisuras, líneas trazadas como pensamientos. No sé qué soy yo, pero tengo miedo a la noche, al calabozo, al ruido ese que me despierta en la madrugada.

Vivimos una España antigua y doliente, que nos maldice, querido Federico. Somos seres en sombra, vampiros de una noche de amor que ha de quedar en secreto.

Eres la esperanza

La mayoría de la gente le habría preguntado qué habían descubierto allí, pero Eisley no; su interés en las personas comenzaba cuando se les detenía el pulso.