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Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
Necesitas desconectar y vivir un poco antes de que la vida pase de largo.
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The Rivals de Vi Keeland
- ¿Crees que si alguien te rompe el corazón, no serás capaz de amar de la misma manera después de eso? Louis pensó por un momento. - Creo que algunas personas entran en nuestros corazones y se quedan, incluso mucho después de que se van físicamente. |
La invitación de Vi Keeland
—¿Sabes? Solo nos ponemos celosos por lo que deseamos. —El problema no es el deseo. Es que… podrían salir mal tantísimas cosas… —O bien. —Hudson se obligó a sonreír y asintió—. Pero te entiendo. |
La invitación de Vi Keeland
—Quería conocerte. La semana siguiente a la boda de mi hermana no pude dejar de pensar en ti. No porque seas preciosa; no me malinterpretes, lo eres; sino porque me atrajo tu fuerza. No eres de las mujeres que necesitan tener a un hombre al lado, pero sí de las que un hombre necesita junto a él. Hace unos años ni siquiera veía la diferencia, pero ahora me resulta imposible olvidarlo.
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La invitación de Vi Keeland
Aunque odiara admitirlo, lo echaba de menos cuando no estaba. Tenía ganas de verlo y no solo porque fuese inteligente y un buen orientador para mi empresa. Tal vez mantener las distancias fuera lo mejor. Tenía que controlar lo que empezaba a sentir por él. Nuestra situación no había cambiado: éramos socios. Aunque cada vez me costaba más recordar por qué no podíamos ser algo más.
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Un error maravilloso de Vi Keeland
La música expresa todo lo que la gente es incapaz de decir, pero no puede mantener en silencio.
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Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
Esto demuestra que, aunque te topes con Ebenzer Scrooge, con un poco de suerte, los cuentos de hadas pueden hacerse realidad.
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Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
Tienes siete días para encontrar un corcel blanco, hacer tu entrada triunfal y conseguir a la chica. Ah, y envíame una foto. No es broma.
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Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
Antes de que pudiera terminar, Kennedy me rodeó la cara con las manos y posó sus labios sobre los míos. Al principio me quedé sorprendida y paralizada, pero después me invadió la oleada de deseo que me provocaba.
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Bossman de Vi Keeland
—¿Te vas? ¿Por qué? —Porque sigo presionándote, esperando que cedas. Y esta noche me he dado cuenta de que debes hacerlo cuando quieras. Estaré esperando cuando te decidas. —Me atrajo hacia él y me plantó un beso en la frente—. Y ahora vete antes de que cambie de opinión y te empotre contra la puerta, en lugar de dejarte sana y salva al otro lado. |
Bossman de Vi Keeland
Chase contó historias elaboradas sobre nuestra falsa infancia, sin miedo a ponerse en evidencia y nos mantuvo entretenidos a todos. Yo, a veces, también añadía algunas cosas a sus historias, sobre todo cuando no tenía la boca abierta al escuchar las tonterías que inventaba. Odiaba admitirlo, pero ese capullo empezaba a caerme bien. |
Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
—Parece como si alguien hubiera vomitado el espíritu navideño en tu puerta.[...] [...]—Por favor, no me digas que todo esto llama la atención de la gente y que vendrán a todas horas para ver un puñado de luces y las estúpidas figuritas móviles de tu jardín. |
Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
—Mira, lo siento. Está claro que esto ha sido un gran malentendido. Solo pretendía hacer una buena acción. —Para sentirte mejor contigo misma… Entrecerré los ojos. —¿Disculpa? —Pones una etiqueta a alguien que percibes como inferior a ti para sentirte mejor. Y esto consolida todavía más tu condición de niña rica con privilegios. |
Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
—En realidad, la forma en que nos conocimos sea, probablemente, uno de mis mejores recuerdos. Él sonrió. —Es verdad. Lo cierto es que la forma en que nos conocimos en aquella cafetería fue una puta pasada. Con lo de accidentada me refería a todo lo que vino después de aquel día. |
Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
—Quizá la próxima vez deberías tener más cuidado cuando pidas un Uber. —No habrá próxima vez, te lo aseguro. —¿Eh? ¿Te he dejado marcado de por vida? ¿Sabes?, algunos hombres pensarían que es su día de suerte si una mujer aterriza en su regazo. |
Érase una vez en Navidad de Vi Keeland
Me hervía la sangre. No quería saber su opinión. Y se había atrevido a hablar de mi madre. ¿Qué demonios sabía sobre ella? En mi correo electrónico había mencionado un par de cosas, pero se suponía que era un correo privado y, desde luego, no era para que lo leyera o lo analizara. Además, ya se sabe cómo son las cosas con la familia: yo podía quejarme todo lo que quisiera de mi madre o mis hermanos, pero solo yo y nadie más.
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Un hombre para un destino de Vi Keeland
Solo encontrarás la felicidad verdadera dentro de ti, no en los demás; no importa cuánto los quieras. Hazte feliz a ti misma y el resto ya vendrá.
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El platillo llamado Duelos y Quebrantos (torta de huevos, jamón y chorizo) aparece en: