La invitación de Vi Keeland
—Quería conocerte. La semana siguiente a la boda de mi hermana no pude dejar de pensar en ti. No porque seas preciosa; no me malinterpretes, lo eres; sino porque me atrajo tu fuerza. No eres de las mujeres que necesitan tener a un hombre al lado, pero sí de las que un hombre necesita junto a él. Hace unos años ni siquiera veía la diferencia, pero ahora me resulta imposible olvidarlo.
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