No sé que me pasa pero este mes está siendo un remember total y absoluto. Hace unos días volvía a Kathy Reichs y este finde pasado me he vuelto a leer la primera novela de la serie del alfabeto del crimen para, esta vez, sí, terminarla (la serie).
La misma autora confesó en una entrevista no ser demasiado original. Kinsey es una mujer divorciada dos veces, en la treintena y expolicía decepcionada por el sistema reconvertida en investigadora privada que come fatal, sale a correr y vive en un caos organizado. Visto así, la verdad es que no, muy original, no parece. Y, si bien es cierto que utiliza algún que otro tópico de la novela de misterio, yo me la he comido con patatitas y tan feliz.
Es un libro no demasiado largo con un caso bien tramado. Sí, el malo cuando aparece dices: "Uy, es este" y no te gusta porqué es una situación típica sí, pero, también porqué quieres que las cosas le vayan bien a Kinsey porqué un poquito de aprecio se le coge, a pesar de sus barreras y aislamiento escogido y esto solo puede ser porqué la autora hizo algo bien. Y, para mi, sí consigue sorprenderte. El malo está mal escogido pero el desarrollo del crimen está bien pensado.
Es un tipo de libro que te distrae, que te da comodidad (no es un cozy mistery pero, la sensación que me provocó fue la misma), y lo más importante, las páginas pasan solas. Este fue escrito en 1982 y me apetece seguir leyendo para ver cómo evoluciona la protagonista y la escritura de Sue Grafton.
Yo ya tengo el segundo esperando y sí, te recomiendo conocer a Kinsey Millhone, investigadora privada de Santa Teresa, California.
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