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Cuarto libro de "El alfabeto del crimen" protagonizado por Kinsey Milhone, una detective privada que tiene las ideas muy claras y su propio código de honor. Kinsey es contratada para que entregue un cheque. Su cliente resulta ser un impostor, que le paga con un talón sin fondos. Pero nuestra detective, en vez de dejar el caso y olvidarse del asunto, continua investigando, para saber los motivos detrás del encargo. Hasta aquí no entiendo la decisión de investigar: yo habría dejado de lado el asunto, sobre todo sabiendo que no he gastado nada y que no ganaré nada. Pero Kinsey es Kinsey. Todo se complica cuando aparece muerto, aparentemente por accidente, pero..... hay muchos sospechosos y con buenas razones. Aunque la lectura es amena y más amable que los libros de novela negra a los que estamos acostumbrados, en este caso la historia tiene un punto más oscuro, más triste. |
Los deseos de matar al marido del que se estaba divorciando fueron el punto de partida para que una mujer pasara de una complicada vida personal y económica a estar felizmente casada y ser propietaria de una mansión.
Sue Grafton fue lectora temprana y voraz, y llegó a cumplir el sueño frustrado de su padre: ser escritora de novela negra de éxito.
Creó un alfabeto inconcluso y un personaje femenino que rompía moldes y abría nuevos caminos para las mujeres.
En esta nueva entrega de la gota de sangre, Ana Ballabriga habla de la escritora que transformó el código masculino del hard-boiled estadounidense.