“Elizabeth identifica el olor que le llegó al entrar en el apartamento, hace quince minutos, hace toda una vida. Sabía que lo había reconocido. Era el miedo. Un miedo que hiela la sangre y baña el cuerpo de sudor” ~ El último en morir de Richard Osman. Cuarta entrega del Club del crimen de los jueves y sus abuelitos. El libro más emotivo de todos que, la verdad, me ha dejado un poco plof por el trasfondo reflexivo de una parte de la trama. Volvemos con Elizabeth, Joyce, Ron, Stephen e Ibrahim a resolver un crimen. En esta ocasión alguien mata a uno de sus amigos que regenta una tienda de compra venta de artículo después de que le hayan vendido, o mejor dicho dejado en depósito, una vieja cajita con un contenido secreto. Los que seguís esta saga ya sabéis lo que os vais a encontrar: un libro amable, con unos personajes que ya están de vuelta de todo por su edad con lo cual enfrentan el mundo con la seguridad que dan los años y un diario, el de Joyce, que refleja verdades como puños. En el trasfondo de estos abuelitos nos encontramos con la vida, que pasa volando, y que no es más que aprender a perder: a perder amigos, familiares y seres queridos. “La vida sigue, hagas lo que hagas. Es una apisonadora”. Quienes hemos perdido a alguien sabemos a qué se refiere esta frase. A ese momento de la despedida en el que con el corazón roto sientes como todo mantiene su ritmo cuando para ti todo se ha parado. Son momentos de catarsis porque, como bien dice Osman, “los días de muerte son días en los que el peso de nuestra relación con el amor descansa en nuestras manos desnudas. Días en los que recordamos lo que hemos perdido y tememos lo que pueda depararnos el mañana”. Pero también es un canto a la vida, a disfrutarla en todos sus momentos, a vivirla con alegría con las amistades que hoy están y mañana quizá no, tengas la edad que tengas porque si algo tienen muy presente estos personajes es que de la vida nadie va a salir vivo así que mejor mantenerse activo, física y socialmente. “¿Qué sentido tiene vivir un año más si no tienes con qué llenarlo?”. Pues eso, a disfrutar de nuestros seres queridos. Creo que me ha quedado una reseña un poco tristona pero la verdad es que el libro es muy emotivo en este sentido. + Leer más |