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Ahora y siempre de Ray Bradbury
Nef no estuvo en el desayuno, ni en el almuerzo, ni en la cena. Él se fue a la cama con hambre |
El país de octubre de Ray Bradbury
Y yo, solo, mirando las brasas que se apagaban, me encontré arrojado a un mundo de monstruos y titanes, preso en el terreno resbaladizo de la verdad, arrastrado, empujado y aplastado al pie de la montaña.
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Crónicas marcianas de Ray Bradbury
Personas eminentes, sí, eminentes todas ellas, miembros de la Sociedad de Represión de la Fantasía, enemigos de la fiesta de Todos los Muertos y del día de Guy Fawkes, cazadores de murciélagos, incendiarios de libros, portadores de antorchas; ciudadanos pacíficos y limpios, ciudadanos que habían, todos ellos, esperado a que los hombres toscos llegaran a Marte, enterraran a los marcianos, limpiaran las ciudades, construyeran pueblos, repararan las carreteras y suprimieran todos los privilegios. Después, cuando ya todo estaba tranquilo, vinieron ellos, los aguafiestas, gentes con ojos de color de yodo y sangre de mercuriocromo a imponer sus Climas Morales, a repartir bondad.
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El árbol de las brujas de Ray Bradbury
El sol sucumbiendo para siempre bajo el cielo frío, aterroriza do al hombre primitivo. Aquello era la Gran Muerte. Si el sol desaparecía para siempre, entonces ¿Qué?
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
El televisor es “real”. Es inmediato, tiene dimensión. Te dice lo que debes pensar y te lo dice a gritos. Ha de tener razón. Parece tenerla. Te hostiga tan apremiantemente para que aceptes sus propias conclusiones que tu mente no tiene tiempo para protestar, para gritar: ¡Qué tontería!.
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Ahora y siempre de Ray Bradbury
Si, pero no hay amigos como los antiguos ,,,,no se puede sustituirlos
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
No estaban seguros de que lo que llevaban en sus mentes pudiese hacer que todos los futuros amaneceres brillasen con una luz más pura, no estaban seguros de nada, excepto de que los libros estaban bien archivados tras sus tranquilos ojos, de que los libros esperaban con las páginas sin cortar, a los lectores que quizá se presentaran años después, unos, con dedos limpios, y otros, con dedos sucios.
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La bruja de abril y otros cuentos de Ray Bradbury
—Quiero enamorarme —dijo. Lo dijo durante la cena. Y sus padres abrieron mucho los ojos y se pusieron tiesos en sus sillas. —Paciencia —fue su consejo—. Recuerda que eres especial. Toda nuestra familia es rara y especial. No nos podemos mezclar ni casar con personas corrientes. Si lo hacemos, perderíamos nuestros poderes mágicos. Y no querrás perder tu capacidad para «viajar» mágicamente, ¿verdad? Por tanto, ten cuidado. ¡Ten cuidado! ["La bruja de abril"] |
A ciegas de Ray Bradbury
Así de oscura era la noche. Claro que si uno espiaba a través de una que otra persiana, quizás habría divisado apenas un puntito de luz roja, algún hombre alimentando su insomnio con nicotina sentado en una lenta mecedora en la penumbra de la habitación. Tal vez hasta se oyera una tos apagada o el roce de las sábanas de alguien que se volvía entre sueños. Pero en la calle no había siquiera un cansino policía de ronda con su bastón señalando el suelo.
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Fantasmas de lo nuevo de Ray Bradbury
No quería ser el padre de una pequeña pirámide azul. Peter Horn no lo había planeado para nada de esa manera. Ni él ni su mujer imaginaron que podía ocurrirles una cosa semejante.
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El árbol de las brujas de Ray Bradbury
Y era la tarde de la Noche de las Brujas. Y todas las casas cerradas contra un viento frío. Y el pueblo lleno de fríos rayos de sol. Pero de pronto el día se fue. |
Ray Bradbury
El día en que falleció, el mundo sufrió una pérdida de diez millones de buenas acciones.
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
La televisión, esa bestia insidiosa, esa medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándola fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y en realidad da muy poco.
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¿En qué año se publicó?