Remedio para melancólicos de Ray Bradbury
La noche soplaba en el pasto escaso del páramo. No había ningún otro movimiento. Desde hacía años, en el casco del cielo, inmenso y tenebroso, no volaba ningún pájaro. (El dragón)
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Remedio para melancólicos de Ray Bradbury
La noche soplaba en el pasto escaso del páramo. No había ningún otro movimiento. Desde hacía años, en el casco del cielo, inmenso y tenebroso, no volaba ningún pájaro. (El dragón)
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Remedio para melancólicos de Ray Bradbury
- ¿George? -Su mujer asomó sobre el-. Sé lo que pensabas. Puedo leerte los labios. George Smith no se movió, esperando. - ¿Y? -Picasso -contestó Alice. George Smith se estremeció. Algún día ella aprendería a pronunciar ese nombre. (En una estación de buen tiempo) |
El convector Toynbee de Ray Bradbury
Hacía unos diez años que Clara Peck vivía en la vieja casa cuando hizo el extraño descubrimiento. A mitad de la escalera que llevaba a la segunda planta, en el descanso, en el techo: el escotillón. (parte 2 - El escotillón)
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
Un libro, en manos de un vecino es un arma cargada. Quémalo. Saca la bala del arma. Abre la mente del hombre. ¿Se sabe a caso quién puede ser el blanco de un hombre leído? ¿Yo? No puedo aceptarlo.
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El signo del gato de Ray Bradbury
No me preguntes por qué, pero hasta lo malo sonaba bien; mientras que lo bueno sonaba genial. Lo que siempre nos había parecido maravilloso era ahora soberbio hasta el punto de enloquecernos.
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
Pero Montag no se movió, y se quedó pensando en la rejilla del ventilador de su vestíbulo, y en lo que había detrás de la rejilla.
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Fantasmas de lo nuevo de Ray Bradbury
Porque mucho antes de los sacerdotes, los susurros y los arrepentimientos, los amigos caminaban, hablaban, escuchaban y en el escuchar-hablar se curaban las respectivas y amargas desesperaciones. Los buenos amigos intercambian enojos todo el tiempo, se regalan mutuos desánimos y así se libran de ellos.
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Fantasmas de lo nuevo de Ray Bradbury
Nunca se nos preguntaba, porque si se pregunta a los niños qué quieren, no lo saben, y si se les dice lo que se les va a dar, lo rechazan. Todos los padres lo saben. Es una guerra tranquila que hay que ganar cada día.
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Fantasmas de lo nuevo de Ray Bradbury
Nunca quise estar detrás del escenario del mago. Basta con que la ilusión funcione. Basta con que el amor sea el resultado químico. Basta con que las mejillas frotadas tomen colores felices, que los ojos chisporroteen de luz, que los brazos se abran para aceptar y ceñir y estrechar suavemente...
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Fantasmas de lo nuevo de Ray Bradbury
Como un empleado de pompas fúnebres, tenía la astucia de no sonreír.
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Fahrenheit 451 (Novela gráfica) de Ray Bradbury
Dale a la gente concursos (...), atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. (...) No les des ninguna materia delicada como filosofía o sociología para que empiecen a atar cabos.
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El hombre ilustrado de Ray Bradbury
Los recuerdos, como decía mi padre, son como puercoespines. Al diablo con ellos. No te acerques. Te lastiman. Te arruinan el trabajo. Te hacen llorar. |
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado,no le enseñes dos aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale solo uno o,mejor aún,no le des ninguno
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Fahrenheit 451 de Ray Bradbury
Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe.
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Otras crónicas marcianas de Ray Bradbury
Y ahora, hoy, los teléfonos sonaban, y el pasado le rozaba el oído suspirando, susurrando, murmurando y despertando recuerdos.
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Crónicas marcianas de Ray Bradbury
--- No soy nadie; soy sólo yo mismo. Dondequiera que esté soy algo, y ahora soy algo que no puedes impedir
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Crónicas marcianas de Ray Bradbury
El fuego era un rubicundo y vivaz compañero que respondía con un chasquido, y en la noche helada dormía allí cerca, entornando los ojos, sonrosados, soñolientos y tibios.
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Crónicas marcianas de Ray Bradbury
- ¿Acaso lo más viejo no se entera siempre de la llegada de lo nuevo?
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¿En qué año se publicó?