Crónicas marcianas de Ray Bradbury
Personas eminentes, sí, eminentes todas ellas, miembros de la Sociedad de Represión de la Fantasía, enemigos de la fiesta de Todos los Muertos y del día de Guy Fawkes, cazadores de murciélagos, incendiarios de libros, portadores de antorchas; ciudadanos pacíficos y limpios, ciudadanos que habían, todos ellos, esperado a que los hombres toscos llegaran a Marte, enterraran a los marcianos, limpiaran las ciudades, construyeran pueblos, repararan las carreteras y suprimieran todos los privilegios. Después, cuando ya todo estaba tranquilo, vinieron ellos, los aguafiestas, gentes con ojos de color de yodo y sangre de mercuriocromo a imponer sus Climas Morales, a repartir bondad.
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