Irène de Pierre Lemaitre
-Quiero ver a un abogado. -Por supuesto, señor Lesage. ¿Piensa usted que puede necesitarlo? -Frente a gente como usted, todo el mundo necesita un abogado. |
Irène de Pierre Lemaitre
-Quiero ver a un abogado. -Por supuesto, señor Lesage. ¿Piensa usted que puede necesitarlo? -Frente a gente como usted, todo el mundo necesita un abogado. |
Vestido de novia de Pierre Lemaitre
Se mueve sin memoria, maquinalmente, con la mente vacía, sin ser consciente de nada. Así es como ocurrió todo. Por eso salió huyendo.
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Vestido de novia de Pierre Lemaitre
En su vida, el llanto no es nada excepcional: las lágrimas la acompañan todas las noches desde que está loca.
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Alex de Pierre Lemaitre
La verdad, la verdad... ¿Quién puede decir qué es verdad y qué no lo es, comandante? Para nosotros, lo esencial no es la verdad, sino la justicia, ¿No es así?
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La gran serpiente de Pierre Lemaitre
En este oficio la tranquilidad es un billete para el cementerio
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El ancho mundo de Pierre Lemaitre
Los otros hacen periódicos para los partidos políticos. Usted… usted prefiere los lectores a los electores
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Los colores del incendio de Pierre Lemaitre
El jefe del Estado era una especie de barco pesquero permanentemente seguido por nubes de pájaros que se alimentaban de su movimiento.
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Vestido de novia de Pierre Lemaitre
Una leve felicidad social planea un instante sobre el mundo; la ocasión es un trámite, pero las alegrías son sinceras.
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Vestido de novia de Pierre Lemaitre
Es como una anestesia. Hay algo que la impulsa a actuar, tiene la sensación de estar acurrucada en lo más hondo del envoltorio de su cuerpo, como en un caballo de Troya. El caballo actúa sin contar con ella, él sabe lo que tiene que hacer. Y ella sólo debe esperar tapándose muy fuerte los oídos con las manos.
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Tres días y una vida de Pierre Lemaitre
Lo que agotaba a Antoine ya no era la culpa, ni el miedo a que lo descubrieran, sino la espera. La incertidumbre. La sensación de que, mientras no se alejara de allí, podía pasar cualquier cosa, su vida podía quedar arruinada en unos segundos. Ahora ya sólo era cuestión de unos meses. Como en las carreras de fondo, los últimos kilómetros, le parecían los más duros.
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La gran serpiente de Pierre Lemaitre
Lo bueno de la ira es que te aleja de las tristezas cotidianas, es como un paréntesis de vida en el océano de los problemas.
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Nos vemos allá arriba de Pierre Lemaitre
“ De arriba había llegado una orden exigiendo que se comprobara más de cerca que hacían los boches. Sin embargo, no había que ser general para darse cuenta de que hacían lo mismo que los franceses, esperar el final.”
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Tres días y una vida de Pierre Lemaitre
Las espantosas consecuencias de la confesión se difuminaban cada vez más ante la imposibilidad de vivir así, con aquel terror, con aquellas imágenes. En cuanto cerraba los ojos, como en ese momento, aparecía Rémi.
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Vestido de novia de Pierre Lemaitre
Cuando de la angustia más profunda emerge la tenue pero firme certeza de que todo lo que pasa no es tan real, de que más allá del miedo hay una protección, ahí, en alguna parte, de que algo desconocido nos protege.
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Recursos inhumanos de Pierre Lemaitre
Reconozco que el libro está bien escrito, y posee ciertos valores. Pero está montado -muy bien, repito- a partir de un sin número de tópicos y lugares comunes que hacen que todo el primer capítulo resulte poco creíble. Es tan así, que cuando se arriba a la segunda parte, te das cuenta que elegir la primera persona para dar comienzo a la novela, es un error. Porque el narrador mantiene una voz que para nada refleja el desespero por el que está pasando. Eso sumado, como ya dije a los tópicos, la secretaria de Europa del Este, el sicario de apellido latino, el fracasado, se llama Charles, el súperjefe, Dorfman y así empiezan los lugares comunes que le dan ese aire de modernidad pero como si la modernidad estuviera fabricada en una de las factorías chinas donde también se produce la ropa y los juguetes que consumimos desesperadamente. La novela me pareció, uno de esos cuadros que se venden en las tiendas de chinos que parecen muy bien hecho, y que precisamente por ello, no parecen humanos. Los escritores, por lo general, intenta imitar la vida. Esta novela me pareció que intentaba imitar o una película o una serie mediocre de la tele. Y esto es porque, a mi entender, para reflejar el drama humano del protagonista, el escritor emplea el lenguaje de la novela policiaca que tan bien se le da. Y al no haber ese móvil factual del crimen, la vida de los personajes es tratada en volandas, sin darles tiempo a respirar, solo mirando hacia afuera. A pesar del desespero, Alain Delambre, el protagonista, tiene tiempo para pensar con mucha ironía y con total inteligencia. Qué quiero decir, que sigue pensando con claridad, una total claridad que no es propia de quien está o considera que está, al borde del abismo. Sin embargo, el personaje de Charles, el último de los fracasados, me pareció de lo más creíble a pesar de su tonta inmolación al final para salvar a alguien que apenas conoce. De todas maneras, lo dicho, a pesar de que no me creí la trama -me pareció tan ficticia como intentar ganar con Rambo la guerra de Viet-Nam- la novela está bien escrita, y para quien no ha mamado mucho de Michel Houellebecq, Don de Lillo, Frédéric Beigbeder, se pasaría un buen rato intercalando algún que otro bostezo. + Leer más |
Vestido de novia de Pierre Lemaitre
Con qué facilidad una vida normal puede desequilibrarse, en un segundo hacia la locura, hacia la muerte.
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Gregorio Samsa es un ...