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La sexta trampa de J.D. Barker
"No escuches el mal. No veas el mal. No pronuncies el mal. No hagas el mal" "No puedes jugar a ser Dios sin conocer bien al diablo" |
El cuarto mono de J.D. Barker
El shock no es más que un mecanismo de defensa del cuerpo: cuando la cosa se pone horripilante, apaga el interruptor para compensarlo. Combinemos eso con las enormes cantidades de adrenalina que ha liberado la médula justo antes, provocando una sobrecarga en el metabolismo, y tenemos la receta perfecta para un bloqueo de los buenos.
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La sexta trampa de J.D. Barker
Las preguntas son la base del saber, el aprendizaje, el descubrimiento y el redescubrimiento
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El último juego de J.D. Barker
Le conté a mamá lo de Blake, y ella me dijo que todos los chicos tienen un virus y que es peligroso acercarse a ellos hasta que cumplen los veinticinco. Me explicó no sé qué de un título universitario y un empleo que los curaba no sé cómo. |
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Drácula. El origen de J.D. Barker
Nunca desapareciste de mis pensamientos, por mucho que haya tratado de olvidarte.
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La quinta víctima de J.D. Barker
Dos de los instintos más fuertes que hay en la condición humana son el de la supervivencia y el miedo. Porter no tenía muy claro que quisiera llegar a conocer al hombre que carecía de ambos.
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El cuarto mono de J.D. Barker
La verdadera plaga es la gente, si quieres que te diga lo que pienso. La gente hace cosas como esta. -Tenía los ojos clavados en el cadáver-.
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Los crímenes de la carretera de J.D. Barker
Cada uno de nosotros es el arquitecto de su propio destino.
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La quinta víctima de J.D. Barker
Mira en el lugar donde se esconden los monstruos. Allí es donde encontrarás las respuestas.
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La quinta víctima de J.D. Barker
No podía parar por la Muerte, Y tuvo ella a bien detenerse por mí, En el carruaje tan solo nosotros, Y la Inmortalidad. |
Drácula. El origen de J.D. Barker
Ha clavado cruces entre los espejos, casi cincuenta. Algunas tienen la imagen de Cristo, mientras que otras son poco más que unas ramas que ha cogido del suelo, ha clavado y ha bendecido él mismo. Continuó con las cruces por el suelo, primero con un trozo de tiza, después raspándolas directamente sobre la piedra con la punta del cuchillo de caza hasta que no quedó superficie libre.
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Drácula. El origen de J.D. Barker
Hablar con él, en realidad, es en cierto modo como conversar con una biblioteca con forma humana.
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La quinta víctima de J.D. Barker
No sé muy bien cómo sigue vivo. Le han quitado tantos trozos del cerebro que podría dedicarse a la política.
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La quinta víctima de J.D. Barker
A veces es bueno acordarse de lo malo. Hace que otras cosas no parezcan tan terribles.
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El cuarto mono de J.D. Barker
He presenciado el final de más personas de las que soy capaz de recordar, y todas ellas parecían albergar la misma expectativa al final, los ojos miraban a la puerta esperando a que llegara su salvador. Pero no llega. En la vida real, el único y verdadero salvador es uno mismo.
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Drácula. El origen de J.D. Barker
Volvió a llevar mi cuna al cuarto de la niñera, y allí la dejó cuando Ellen apestilló la puerta con nosotros dos dentro. Saldría después con mi salud creciente y la suya menguante, una rutina que se repetiría docenas de veces en aquellos primeros años: me cuidaba hasta que recuperaba la salud, acto seguido desaparecía durante unos días y regresaba saludable para volver a hacerse cargo
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¿En qué año se publicó?