La quinta víctima de J.D. Barker
No sé muy bien cómo sigue vivo. Le han quitado tantos trozos del cerebro que podría dedicarse a la política.
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La quinta víctima de J.D. Barker
No sé muy bien cómo sigue vivo. Le han quitado tantos trozos del cerebro que podría dedicarse a la política.
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La quinta víctima de J.D. Barker
A veces es bueno acordarse de lo malo. Hace que otras cosas no parezcan tan terribles.
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La quinta víctima de J.D. Barker
Mira en el lugar donde se esconden los monstruos, detective. Allí es donde encontrarás las respuestas.
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La quinta víctima de J.D. Barker
La luz de arriba descendió por la escalera, unos dedos resplandecientes que se extendieron hacia el suelo del fondo antes de que la oscuridad del sótano los hiciera retroceder de nuevo.
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La quinta víctima de J.D. Barker
Encontrará nuestro desayuno continental en las máquinas expendedoras situadas al final de cada pasillo.
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La quinta víctima de J.D. Barker
A veces es bueno acordarse de lo malo. Hace que otras cosas no parezcan tan terribles.
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La quinta víctima de J.D. Barker
A su lado, Nash iba agarrado con la mano derecha al "asa de los caguetas", sobre la puerta, y con la izquierda se aferraba al asiento.
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Drácula. El origen de J.D. Barker
La ambientación y la época donde está ambientado me a parecido una maravilla. Los personajes un poco flojos.
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El cuarto mono de J.D. Barker
Las cosas no son así en la vida real. He presenciado el final de más personas de lo que soy capaz de recordar, y todas ellas parecían albergar la misma expectativa al final, los ojos miraban a la puerta esperando a que llegara su salvador. Pero no llega. En la vida real, el único y verdadero salvador es uno mismo.
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El cuarto mono de J.D. Barker
Surgieron más lágrimas. Años después reflexionaría sobre esto. Era como si a las mujeres no se les acabaran nunca. Con qué facilidad y con qué fuerza se les saltaban ante un estímulo emocional. A los hombres, sin embargo, no. Los hombres rara vez lloraban, y no por emotividad, en cualquier caso. A ellos, era el dolor lo que les hacía llorar como magdalenas, el dolor les abría a tope la espita. Las mujeres eran perfectamente capaces de arreglárselas con el dolor, pero no con las emociones. Los hombres se las arreglaban con las emociones, pero no con el dolor. Las diferencias eran sutiles a veces, pero ahí estaban.
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El cuarto mono de J.D. Barker
A veces es mejor no parecer que eres el más listo. Hay personas que se sienten intimidadas por quienes tienen un intelecto superior. Si te haces el tonto para situarte a su nivel, te aceptarán. Hace que sea más fácil pasar desapercibido en la muchedumbre.
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El cuarto mono de J.D. Barker
He presenciado el final de más personas de las que soy capaz de recordar, y todas ellas parecían albergar la misma expectativa al final, los ojos miraban a la puerta esperando a que llegara su salvador. Pero no llega. En la vida real, el único y verdadero salvador es uno mismo.
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El cuarto mono de J.D. Barker
Tenía ganas de llorar, pero no le quedaban lágrimas. Le ardían los ojos secos en contacto con la oscuridad. En algún lugar por encima de ella, Jimi Hendrix cogió su guitarra y comenzó a gemir. |
La sexta trampa de J.D. Barker
Las preguntas son la base del saber, el aprendizaje, el descubrimiento y el redescubrimiento
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La sexta trampa de J.D. Barker
Los recuerdos son fluidos, como el agua. Pueden desaparecer por las grietas más minúsculas de la pared, gota a gota, pero nunca se desvanecen por completo se enquistan ahí de tras del moho, hasta que ya no se los puede contener, y entonces encuentran una rendija y buscan la luz
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La sexta trampa de J.D. Barker
Dickinson es increíble. Sus versos fluyen con la facilidad del agua. Es como si, no sé, como si supiera exactamente qué palabras deben ir unidas. Como si cogieras un montón de palabras y las barajases, y ella supiese exactamente en qué orden ponerlas.
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El último juego de J.D. Barker
Le conté a mamá lo de Blake, y ella me dijo que todos los chicos tienen un virus y que es peligroso acercarse a ellos hasta que cumplen los veinticinco. Me explicó no sé qué de un título universitario y un empleo que los curaba no sé cómo. |
Los crímenes de la carretera de J.D. Barker
Hace mucho tiempo aprendí que puedes mentir a los demás, pero resulta imposible tragarse las películas que te montas tú misma por mucho que te las repitas.
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Gregorio Samsa es un ...