Drácula. El origen de J.D. Barker
Volvió a llevar mi cuna al cuarto de la niñera, y allí la dejó cuando Ellen apestilló la puerta con nosotros dos dentro. Saldría después con mi salud creciente y la suya menguante, una rutina que se repetiría docenas de veces en aquellos primeros años: me cuidaba hasta que recuperaba la salud, acto seguido desaparecía durante unos días y regresaba saludable para volver a hacerse cargo
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