Hija de la fortuna de Isabel Allende
Cada instante separado de ella le parecía vida gastada en la infelicidad, tiempo robado al amor
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
Cada instante separado de ella le parecía vida gastada en la infelicidad, tiempo robado al amor
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
Lloraba con ella, porque sin proponérselo también se había enamorado; lo que comenzó como otra conquista pasajera se hacía transformado en pocas horas en una incandescente pasión
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
Empecinamiento de amor. Es un mal muy firme. Seguro dejó la ventana abierta en una noche clara y se le metió en el cuerpo durante el sueño. No hay conjuro contra eso.
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
Pero si no empezamos por imaginar la sociedad perfecta ¿Cómo vamos a crearla?
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
Las creencias ajenas son supersticiones, Mr. Todd. Las nuestras se llaman religión
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Hija de la fortuna de Isabel Allende
lo que se olvida es como si nunca hubiera sucedido, pero sus recuerdos reales o ilusorios eran muchos y fue como vivir dos veces
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Largo pétalo de mar de Isabel Allende
Ante la proximidad de la muerte, la intensidad de su amor se volvió insoportable como una quemadura
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Largo pétalo de mar de Isabel Allende
La ley natural del universo es la entropía, todo tiende al desorden, a romperse, a dispersarse, la gente se pierde miren cuantos se perdieron en la retirada, los sentimientos se destinen y el olvido de desliza en las vidas como neblina
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Violeta de Isabel Allende
Es posible enamorarse en la vejez con la misma intensidad y pasión que en la juventud. La única diferencia es que hay una sensación de urgencia: no se puede perder el tiempo en tonterías.
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Violeta de Isabel Allende
No te creas que eres alguien especial o mejor que los otros, acuérdate de que el clavo más prominente le cae el martillazo.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
El pasado y el futuro eran parte de la misma cosa y la realidad del presente eran un caleidoscopio de espejos desordenados donde todo podía ocurrir.
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De amor y de sombra de Isabel Allende
He llevado esta historia en la memoria cuidándola para que el tiempo no la desgaste y es sólo ahora, en las noches calladas de este lugar, cuando puedo finalmente contarla. Lo haré por ellos y por otros que me confiaron sus vidas diciendo: toma, escribe, para que no lo borre el tiempo.
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Más allá del invierno de Isabel Allende
No hagas un inventario de lo que te falta, sino de lo que tienes.
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Paula de Isabel Allende
Comenzó a elevarse y yo subí también colgada de la tela de su vestido. Escuché una voz: No puedes ir con ella, ha bebido la porción de la muerte... Pero me impulsé con mis últimas fuerzas y logré aferrarme de su mano, dispuesta a no soltarla, y al llegar arriba vi abrirse el techo y salimos juntas. Afuera amanecía, el cielo estaba pintado con brochazos de oro y el paisaje extendido a nuestros pies refulgía recién lavado por la lluvia. Volamos sobre los valles y cerros y descendimos por fin en el bosque de las antiguas secoyas, donde la brisa soplaba entre las ramas y un pájaro atrevido desafiaba al invierno con su canto solitario. Paula me señaló el arroyo, vi rosas frescas tiradas en la orilla y un polvo blanco de huesos calcinados en el fondo y oí la música de millares de voces susurrando entre los árboles. Sentí que me sumergía en esa agua fresca y supe que el viaje a través del dolor terminaba en un vacío absoluto. Al diluirme tuve la revelación de que ese vacío está lleno de todo lo que contiene el universo. Es nada y es todo a la vez. Luz sacramental y oscuridad insondable. Soy el vacío, soy todo lo que existe, estoy en cada hoja del bosque, en cada gota de rocío, en cada partícula de ceniza que el agua arrastra, soy Paula y también soy yo misma, soy nada y todo lo demás en esta vida y en otras vidas, inmortal.
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