Venganza en Sevilla de Matilde Asensi
El grande concurso de esportilleros que, como hileras de hormigas, subían ligeros de carga por los planchones y los bajaban doblados bajo el peso de los fardos.
|
Calificación promedio: 5 (sobre 652 calificaciones)
/¿Quieres un ejemplar de Sakura firmado por Matilde Asensi? ¡Consíguelo si tu reserva es una de las 200 primeras! Una novela que nos traslada de París a Japón de la mano del pintor Vincent van Gogh. Reserva aquí: http://ow.ly/yjha30nXfVd
Venganza en Sevilla de Matilde Asensi
El grande concurso de esportilleros que, como hileras de hormigas, subían ligeros de carga por los planchones y los bajaban doblados bajo el peso de los fardos.
|
El último Catón de Matilde Asensi
«Seguir las normas es siempre mucho más sencillo: te evitas los remordimientos y las culpabilidades, te ahorras las inseguridades, y encima, puedes sentirte orgulloso de lo que has hecho.»
|
|
El salón de ámbar de Matilde Asensi
Si la edad sirve para algo es, precisamente, para no perder la compostura.
|
El origen perdido de Matilde Asensi
El mundo estaba lleno de puertas cerradas y yo había nacido para abrirlas todas.
|
El origen perdido de Matilde Asensi
El mundo está lleno de puertas cerradas y nosotros nacimos para abrirlas todas.
|
El regreso del Catón de Matilde Asensi
Tenía mucho miedo, pero no de buscar la verdad, sino de encontrarla
|
Iacobus de Matilde Asensi
La tierra, la Magna Mater irradia sus propias fuerzas internas hacia el exterior a través de betas que fluyen por debajo del suelo. Estas corrientes fueron llamadas “Serpientes de la tierra” por las antiguas culturas ya desaparecidas que utilizaron el color negro para representarlas. Las vírgenes negras son símbolos, signos que indican los lugares donde estas potencias internas brotan con mayor pujanza. Lugares sagrados, arcanos, preciosos lugares de espiritualidad. Si algún día el hombre dejara de vivir en contacto directo con la tierra, dejaría de formar parte de la esencia pura de la Magna Mater. |
Iacobus de Matilde Asensi
La luna era nuestra lámpara y los aullidos de los lobos nuestra música de fondo.
|
|
Nombre del chico que no paraba de seguir a Harry en su segundo año