Insolación de Emilia Pardo Bazán
“No hay nada más peligroso que lo reprimido y oculto, lo que se queda dentro.”
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
“No hay nada más peligroso que lo reprimido y oculto, lo que se queda dentro.”
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
“ Toros: sale a relucir aquello de las tres fieras, toro, torero y público; la primera, que se deja matar porque no tiene más remedio, la segunda que cobra por matar; la tercera, que paga para que maten, de modo que viene a resultar la más feroz de las tres.”
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Cuentos de Navidad y Reyes de Emilia Pardo Bazán
-Mamá, ¿soy yo mala? -gemía la inocente. -No, eres muy buena, muy buena. -Entonces, ¿por qué me castiga Dios? -No es castigo... -sollozaba la madre-. Es que después, cuando te mejores, has de disfrutar mucho... y es que ahora, si es verdad que estás malita, también tienes más cosas bonitas que las otras niñas, más muñecas, más juguetes, más flores, unas cajas preciosas... |
Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán
Así andan las cosas en España; mucho de revolución, de libertad, de derechos individuales… ¡Y al fin, por todas partes la tiranía, el privilegio, el feudalismo!
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Ambiciones y deseos, afectos y rencores se han desvanecido entre una especie de niebla; faltan las excitaciones de la vida exterior; y así como después de un largo viaje parece que la ciudad de donde salimos hace tiempo no existe realmente.
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Todos iguales en siendo españoles; el instinto vive allá en el fondo del alma; el problema es de ocasión y lugar, de poder o no sacudir ciertos miramientos que la educación impone: cosa externa y nada más.
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La resucitada de Emilia Pardo Bazán
Sólo diré, porque interesa a mi cuento, que todo aquel que busca el goce por sistema, muchas veces halla el aburrimiento más insufrible
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La resucitada de Emilia Pardo Bazán
Por efecto de esta página de mi historia, temo más a una voluntad entera que a un cartucho de dinamita.
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La resucitada de Emilia Pardo Bazán
La mayor desgracia de un hombre es el no ser escéptico del todo ni creyente a machamartillo.
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La resucitada de Emilia Pardo Bazán
-Vamos, que esta vez he puesto el dedo en la llaga -recalcaba la calavera. ¿A que sí? No la eches de guapo, compañero; aquí no estamos para engañarnos...Nos conocemos, camará. Tus medranitas te pasas de cuando en cuando, acordándote de la hora que ha de sonar sin remedio alguno... Porque ¡mira tú que cosa más diabólica! Nunca te llegará, probablemente la de salir diputado, gracias a la influencia de Calabazote; es regular que tampoco suene la de tu primera cita con la señora de Tagarnina, el banquero; casi puede jurarse que no verás la de cobrar aquel pico que te deben, ni la de que te adjudiquen la hacienda del Encinarejo, ni la de colgarte la gran cruz, ninguna de esas horitas que tu vanidad desea... ¡Pero en cambio, la hora... aquella en que no quieres pensar nunca..., aquella que te empeñas en suprimir con la imaginación...; lo que es ésa..., aunque se descompongan todos tus relojes..., ha de sonar, más fija, más puntual...¡más exacta! ¡ Ni un segundo de retraso..., ni uno!
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
así como después de un largo viaje parece que la ciudad de donde salimos hace tiempo no existe realmente, al despertar suele figurársenos que las fiebres y cuidados de la víspera se han ido en humo y ya no volverán a acosarnos nunca. Es la cama una especie de celda donde se medita y hace examen de conciencia, tanto mejor cuanto que se está muy a gusto, y ni la luz ni el ruido distraen. Grandes dolores de corazón y propósitos de la enmienda suelen quedarse entre las mantas.
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Yo, a todo esto, más divertida que en un sainete, y dispuesta a entenderme con las chuletas y el Champagne. Comprendía, sí, que mis pupilas destellaban lumbre y en mis mejillas se podía encender un fósforo; pero lejos de percibir el atolondramiento que suponía precursor de la embriaguez, sólo experimentaba una animación agradabilísima, con la lengua suelta, los sentidos excitados, el espíritu en volandas y gozoso el corazón.
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El amor asesinado de Emilia Pardo Bazán
El Amor a quien creía tener en brazos, estaba más adentro, en su mismo corazón, y Eva, al asesinarle, se había suicidado.
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
no tienen fondo, no tienen seriedad, no tienen palabra, no tienen fe, son malos padres, esposos traidores, ciudadanos zánganos, y los ve usted encumbrarse y hacer carrera...
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
¡Qué hombre el tal Pachequito! Perezoso, ignorante, sensual, sin energía ni vigor, juguete de las pasiones, incapaz de trabajar y de servir a su patria, mujeriego, pendenciero, escéptico a fuerza de indolencia y egoísmo, inútil para fundar una familia, célula ociosa en el organismo social...
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
¡Cómo escogen las mujeres! En dándoles el puntapié el demonio... Indulgencia, Gabriel; no hay mujeres, hay humanidad, y la humanidad es así...
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Su rostro, descompuesto por la cólera, perdiendo su expresión indolente, mejoraba infinito: se acentuaban sus enjutas facciones, temblaba el bigote dorado, resplandecían los blancos dientes, y los azules ojos se obscurecían, como el agua del Mediterráneo cuando amaga tempestad
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
Viendo a semejantes ninfas, Pacheco abandonó a la señá Donata, y con el mayor rendimiento se consagró a ellas, encandilado y camelador como hijo legítimo de Andalucía
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
La mujer es un péndulo continuo que oscila entre el instinto natural y la aprendida vergüenza, y el varón más delicado no acertará a no lastimar alguna vez su invencible pudor
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Insolación de Emilia Pardo Bazán
¡Qué mareo ni qué...! Mareo, alcohol, insolación... ¡Pretextos, tonterías!... Lo que pasa es que me gusta, que me va gustando cada día un poco más, que me trastorna con su palabrería...
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¿Quién escribió la saga?