Emilia Pardo Bazán
"Pues, ¿y las tiendas? El anuncio, el modo de engalanar el escaparate a fin de que atraiga los ojos y entreabra el bolsillo; la tentación hábil, insidiosa, continua, que llega a convencerle a uno de que necesita con urgencia un objeto en que no pensaba cinco minutos antes, ni en su vida ha echado de menos; la maña del vendedor, sus palabritas de miel, sus agasajos, la tupida red de seda en que envuelve al marchante, la seducción que ejerce sobre sus sentidos y hasta sobre su conciencia... es otro capítulo que mi sexo me obliga a conocer, y que adicionado con las visitas al taller de las modistas y modistos favorecidos del público derrochador, podría inspirar un tratado edificante y moral, demostrando el tremendo papel que desempeña en la moderna sociedad esa hoja de parra que nuestros progenitores, en el feliz Edén, obtenían sin más trabajo que extender la diestra hacia las enredaderas y los floridos arbustos." ("Al pie de la Torre Eiffel".Págs.51-52).