Insolación de Emilia Pardo Bazán
Su rostro, descompuesto por la cólera, perdiendo su expresión indolente, mejoraba infinito: se acentuaban sus enjutas facciones, temblaba el bigote dorado, resplandecían los blancos dientes, y los azules ojos se obscurecían, como el agua del Mediterráneo cuando amaga tempestad
|